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LA PAZ ESPERA A SUS PROFETAS Muchos piensan que el 27 de octubre de 1986, día en que Juan Pablo JI convocó a Asís a representantes religiosos de todas las religiones de la tierra, y en el que lla– mó al mundo a una "tregua de Dios", constituyó un punto de partida para una nueva toma de conciencia sobre valores esenciales que hacen a la convivencia humana, y aun a su sobrevivencia. · El mismo Santo Padre calificó ese encuentro de Asís como un "acontecimiento grande" y un "signo brillante", y ha apelado a él una y otra vez en sus discursos y mensajes más recientes, dentro y fuera de Roma; y, sin duda, lo seguirá haciendo en sus próximos viajes al Continente americano (Argentina, Chile, Uruguay, USA). El "leit-motiv" de ese encuentro fue la paz y el "compromiso por la paz (que) comporta al mismo tiempo un compromiso de justicia". En su discurso ante el Colegio cardenalicio y la Curia Romana (22-12-86), el Pa– pa realizó una profunda meditación sobre la unidad, que tuvo como motivación de fondo el "acontecimiento de Asís" y como línea inspiradora la doctrina del Concilio sobre la unidad de la familia humana y el ecumenismo. La misma identidad de la Iglesia, dijo Juan Pablo JI, y su conciencia de ser sacramento y signo universal de co– munión han sido fortalecidas en Asís. En su mensaje de Navidad, el Papa aludió de una manera muy cálida y profética al "mensajero de alegres noticias, cuyo nombre es Francisco", promotor de la paz en la tierra, como un eco de las voces angélicas en la noche de la Navidad. Y evocó, con una especie de encendida nostalgia "aquel día en que decidimos ser pobres, como Cristo, como Francisco", y "no utilizar otras armas que las de la pobreza y la debili– dad", simbolizadas en esa ocasión en la oración, el ayuno, la peregrinación. Más recientemente, el Papa se ha referido a la "znculturación", ese "neologismo que encierra una apuesta capital para la Iglesia, sobre todo en los países de tradicio– nes no cristianas" (Discurso al Pontificio Consejo para la Cultura, enero de 1987); y expresamente a la Justicia y la Paz en la Jornada Mundial de las Comunicaciones humanas, 24 de enero, ahondando la perspectiva de una "paz verdadera", capaz de superar el miedo, cuyo fruto sólo puede ser una "paz fría" (Pío XII), la que hemos ex– per_imentado y seguimos experimentando aún en tantos lugares, y no sólo más allá de la cortina de hierro, la desinformación, la desconfianza, la intolerancia social, po– lítica y religiosa, y todas las demás formas de injusticia. 1

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