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ARTICULO A título de ejemplo, valga este criterio concerniente expresamente al problema de la formación: "Ius proprium rationem definire debet institutionis (omnium sodalium) eisdem– que durationis, attentis Ecclesiae necessitati– bus atque temporumque conditionibus prout a fine et indole Institutz' exigi"tur. Institutio sodalium qui ad sacros Ordines suscipiendos praeparantur regitur propria Instituti ratione studiorum et iure universali" (Can. 585, pp. 2- 2-3. Cfr. "Appendice documentale", n. 76). Al acentuar los elementos específicos de la vida religiosa, encarnada mediante mo– dos bastantes diversificados, el Magisterio actual de la Iglesia confiere autoridad de norma a la pluriformidad existencial de los ca– rismas de vida consagrada, con un gesto positi– vo de realismo y concretez, para favorecer to– das las experiencias evangélicas posibles en fun– ción de urr mejor servicio al hombre y al Pueblo de Dios a través de "estilos particula– res de santificación y apostolado" (16). Las repercusiones en el quehacer educa– tivo de nuestros hermanos son importantes. Al tratar de planificar una estrategia adecuada en el discernimiento vocacional y en la pro– moción completa de cada hermano debemos, antes que nada, apuntar a estos tres objetivos: identificar y afirmar los elementos esen– ciales del propio carisma o patrimonio espiri– tual; encarnar correctamente esta especificidad religiosa en directivas y programas adecuados; procurar a todos nuestros hermanos, durante toda su vida, un "clima formativo" estimulante, de acuerdo con nuestra fisono– mía y nuestra función al interior de la Iglesia y del mundo. d) Formación "integral" "Institutio, sodalibus Statuum clerica– lium perfectionis summo studio impertienda, ita integra esse debet, ut totum hominen cum naturali tum supernaturnli ratione complecta- (16) Mutuae relationes, n. 11. 184 tur et quidem sub triplici respectu vocationis religfosae, elericalis et ap os tolicae" ( subraya– do en el texto oficial) (17). Esta tesis, del artí– culo primero de los Estatutos anexos a la "Se– des sapientiae", refkjan bien la mentalidad de un tiempo en lo que respecta a la visión global y la evaluación de los elementos en el proceso formativo del religioso. En la misma Constitución apostólica hay también una frase particularmente signifi– cativa por su contenido y relativa singulari– dad. En el trabajo formativo "es evidente que los que proporcionan la naturaleza misma y los adelantos humanos de nuestra época no han de ser menospreciados, si son buenos; muy al contrario, conviene tenerlos muy en cuenta y admitirlos prudentemente. Sin embargo, no habría peor error que el de aque– llos que , en la formación de los discípulos elegidos, preocupados por el exceso de méto– dos naturales o de estos sólos, pusieran en segundo lugar o bajo cualquier pretexto olvi– daran los recursos y los medios del orden sobrenatural ... Pero así como todos deben atender muy bien a una formación humana y natural del clero religioso, tengan en cuenta que la santificación sobrenatural de su alma es lo más importante en el curso de su forma– ción" (18). Examinada en esta perspectiva precon– ciliar la actual doctrina de la Iglesia, resulta fácil observar ciertas "novedades" - a veces algo más que simples matices- con respecto al concepto de formación verdaderamente "inte– gral" y al equilibrio rinterno de sus elementos. Desde el Concilio Vaticano II en ade– lante, los diversos documentos eclesiásticos completan más objetivamente los diversos aspectos de la personalidad del religioso. Asi– mismo es normal el relieve que se da a la di– mensión humana, a la dimensión cristiana y a la dimensión comunitaria o fraterna. (17) "Statuta generalia", Constitutioni apostolicae adnexa, art. 1. (18) Pío XII, "Sedes sapientiae", p. 15, n. 21s., y p. 16, n. 23.

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