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ARTICULO plificación, de diseño de las líneas principales y más características; - tratamiento "global": en lugar de una exposición analítica y particularizada de todo el material, he hecho una selección premedita– damente, subrayando solamente algunos argumentos generales y significativos, como expresión de una sensibilidad, de una direc– ción y de una perspectiva de futuro: - tratamiento "paralelo": para poner de relie– ve ciertas connotaciones importantes de nues– tra formación hoy, la doctrina actual de la Iglesia es vista, por así decir, a contraluz, esto es en confrontación, en parangón con la mentalidad y actitudes eclesiásticas "preconci– liares". Una mentalidad y una actitud que podemos encontrar encarnadas en estos tres "documentos" inmediatamente anteriores al Concili o: la Constitución apostólica de Pío XII, "Sed~s sapientiae", y los "Estatutos generales" anexos (año 1956), la Instrucción de la Congregación para los Religiosos sobre la selección y la formación de los candidatos a la vi da religiosa y al sacerdocio (año 1961) y el conocido Congreso General de los Estados de perfección (Roma 1950). (Cfr. "Appendice documentale", nn. 8, 9, 10). El Magisterio actual de la Iglesia es más bien pobre con respecto al tema de la "For– mación para la vida religiosa". Hay diversas "alusiones" más o menos explícitas(2), pero no exis te un documento expresamente consagra– do al estudio de este problema (como los hay, por ejemplo, sobre diversos aspectos de la formación sacerdotal). Unica excepc10n, aunque relativa y limitada, es la Instrucción "Renovationis causam" (Cfr. "Appendice do– cumentale", n. 30). El aggiornamento de la formación para la vida religiosa, propuesto por este documento, se refiere solamente a los primeros años de los candidatos, subrayando particularmente la experiencia fundamental del noviciado. Para tener un estudio sumario sobre nuestra formación religi9s,a, habrá que esperar (2) 180 Cfr. Perfectae caritatis, n. 18; Ecclesiae sanctae, II, n. 16 ss., 33 ss. Cfr. "Append. docum."n. 13, 25, 32, 66, 73, 74. el documento, desde hace años en estudio, que prepara la Congregación para los Religiosos (Cfr. "Appendice documentale", n. 75). El Cardenal Prefecto, Eduardo Pironio, había anunciado oficialmente su próxima publica– ción el 24 de octubre de 1977, durante el Sínodo de los Obispos (3). El último "esbozo" (marzo de 1980) - sin entrar en este momento en una evaluación del método y del conteni– do- tiene indudablemente el mérito de ser en mi opinión, el primer documento en la hi;to– ria de la Iglesia, que trata el tema de la forma– ción del religioso como tal en toda su ampli– tud: desde la llamada inicial de Dios hasta la muerte ... Una idea completa de la doctrina de la Iglesia de hoy , con incidencia en los progra– mas educativos del religioso, hay que encon– trarla en un amplio elenco de documentos del Magisterio. En esta perspectiva se añade al presente trabajo un largo "Appendice docu– mental". Algunos estudios no conciernen directamente al tema de nuestra formación religiosa; sin embargo son especialmente váli– dos sea por la afinidad de los argumentos (poi ejemplo, algunos aspectos de la formación clerical) sea por la diagnosis calificada de le Iglesia y del mundo, cuyo conocimiento ei imprescindible para una justa impostación d( nuestros programas educativos. Premeditadamente he tenido en cuent, dos documentos aún no publicados (Cfr "Appendice documentale", nn. 75, 76) Aunque a título provisorio, tienen un valo indicativo muy particular por su importanci, intrínseca y por sintetizar, en el último esta dio de una larga elaboración, las más autoriza das conclusiones del desarrollo conciliar. En el contexto de la formación la Igle sia ha pedido expresamente una reflexión d, nuestro carisma franciscano-capuchino (3a) (3) . Cfr. "Commentarium pro Religiosis et Missionaris' 59 (1978), 350. (3a) Cfr. Pablo VI, Litterae occasione Capituli Generali ofmcapp. año 19 74, en "Analecta ofmcapp.", 9 (1974), 279.

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