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CLARA DE ASIS Y LAS CLARISAS EN TIERRAS AMERICANAS Lázaro Iriarte, ofm. cap. Nadie desconoce la preponderancia de la presencia y del influjo franciscano en la evange– lización y en la vida religiosa y cultural de los pueblos americanos. Esa preponderancia, aun desde el punto de vista estadístico, se hace sen– tir en la actualidad mediante la presencia ope– rante de los religiosos y religiosas de los nume– rosos institutos que se reconocen en el común ideal evangélico de san Francisco. Menos conocida es quizá la parte que co– rresponde a Clara de Asís, la "plantita de san Francisco", y a sus hijas, en esa presencia secular, por lo mismo que se trata de una -vida y de un influjo que se realiza desde el miste– rio del retiro claustral, que no hace historia. Veamos de resumir a grandes líneas el origen, la evolución y la índole de la presen– cia de Clara y de su Orden, tomando como base e l valioso estudio realizado hace cua– renta años por Fidel de Lejarza, como tam– bi é n el compendio histórico de Ignacio Omaechevarría (1). El nombre de santa Clara en la geografía americana Numerosas ciudades, algunas de la cate– goría de San Francisco de California y de San Francisco de Quito, incontables pobla– ciones menores, ríos, montañas, islas a lo largo y ancho de todo el continente, se hon– ran con el nombre del santo de Asís. Son muchas otras las denominaciones de origen franciscano, como las ciudades que ostentan la advocación de Nuestra Señora de los An– geles, de san Antonio y de otros santos de la 150 Orden. Fueron, sobre todo, los evangelizado– res de California del norte quienes tachona– ron el mapa, bajo la guía de Junípero Serra, con fundaciones misioneras, hoy poblaciones bien conocidas, además de la de San Francis– co, San Diego, San Buenaventura, San Luis Obispo y San Francisco Solano. No podía faltar el nombre de Santa Clara en el mapa americano y, en efecto, un simple recuento de la frecuencia de esa denominación en la Enciclopedia Espasa-Calpe, nos ofrece una larga lista de poblaciones, distritos civiles, ríos, bahías, montañas, y toda una variada toponimia menuda que sigue perpetuando el nombre y el patrocinio de Santa Clara en casi todos los actuales estados de América. ARGENTINA - Tres poblaciones, una de ellas en la provincia de Jujuy y las otras dos en la de Santa Fe; un arroyo. BOLIVIA - Una población, en la provincia de Yacuma. COSTA RICA - Una región en la comarca de Limón; dos ríos. CUBA - La ciudad de Santa Clara, tercera en importancia, capital de la provincia del mismo nombre, fundada en 1683; además, cuatro barrios y una bahía. CHILE - Una aldea, ocho fundos y una isla del grupo de la de Juan Fernández. ECUADOR - Un grupo de islotes frente a Guayaquil. EL SALVADOR - Una villa, en el departa– mento de San Vicente, y un caserío. U.S.A. - La ciudad de Santa Clara, capital del condado del mismo nombre, en California; fue fundada en 1780 como misión franciscana. GUATEMALA - El municipio de Santa Cla– ra de la Laguna, en el departamento de Sololá. HONDURAS - Una aldea, dos caseríos y un río en el departamento de Tegucigalpa. MEXICO - Una villa, en e l estado de Michoacán; tres poblaciones menores, seis haciendas, tres rancherías, dos sierras, dos ríos.

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