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11 ALAC (Bogotá, febrero 1982) En el mismo CPO de Roma comenzó a prepararse la II ALAC, que se· celebraría en el mes de febrero de 1982 en La Caro (Bo– gotá). En lo que me consta, fue la ALAC más cuestionadora, no por su elaboración teológi– ca, sino por el análisis crítico de la realidad. En la evaluación final, algunas voces opina– ron que el documento les parecía demasiado político. El nervio de la reflexión fue éste: una po– breza material y forzosa no se erradicará si no es atacando sus causas. ¿cual es nuestro papel como capuchinos en la erradicación de las causas de la pobreza? La espiritualidad del pobre se ilumina desde la lucha por la liberación de la pobreza. "La opción preferencial por los pobres nos exige conocer la realidad sociopolítica de nuestro pueblo detectando las causas que la generan. De este modo podremos colaborar eficazmente con los oprimidos en su libera– ción, liberándonos nosotros con ellos" (3). "Aunque son muchas las causas de lapo– breza, nos percatamos que la fundamental es el sistema económico capitalista dependiente" (8). Si nos ponemos junto a los pobres, expe– rimentaremos esa dependencia deshumaniza– dora. Al experimentarla, podremos luchar contra ella. Si nos ponemos junto a los ricos, nos beneficiaremos de la explotación, y pen– saremos que todo está bien. "La vía para encontrar la configuración concreta del capuchino latinoamericano es in– sertarse en el pueblo... lo cual nos conduce a ser hermanos menores entre los menores asumiendo sus sufrimientos y participando de su misma suerte" (38). Se habla de cambiar de lugar social (18 y 32). "Cuando la vida re– ligiosa se encarnó en la periferia, reveló sig– nificativas tendencias de renovación" (29). Desgraciadamente no siempre los capu– chinos hemos seguido esta vía. Hay palabras duras que debemos meditar : "Constatamos con dolor que entre nosotros hay hermanos que no han escuchado el grito de los pobres; con una visión ingenua de la realidad socio– política, con una acción más paternalista que liberadora, más asistencialista que concien– tizadora. Su pastoral es más sacramentalista que evangelizadora. Sus actitudes más comu– nes son el miedo y la indiferencia ante lo so- 132 ciopolítico que no les importa ni teórica ni prácticamente. Por todo ello, sin quererlo y sin saberlo refuerzan el actual sistema capi– talista dependiente" (12). "No siempre damos pasos determinantes hacia los pobres ni nos comprometemos eficazmente en el proceso de su liberación integral. Nuestra misma "po– pularidad" puede convertirse en un mito obs– taculizador de nuestra conversión" (31). ¿Qué rasgos del pobre pueden fundamen – tar una espiritualidad que nos acerque a ellos? - "Los pobres son sacramento de la presen– cia de Cristo" (19) . - "Los pobres nos revelan el rostro de Cris– to" (20). - "Los pobres poseen una fuerza histórica, capacidad de transformación y potencial evangelizador" (11). "Los pobres nos enseñan a vivir una fra– ternidad minorítica y pobre. Entre noso– tros, pobreza y fraternidad son correlati– vas. Si la pobreza atenta contra la fra– ternidad, no es auténtica pobreza ; y si la fraternidad atenta contra la pobreza, no es auténtica fraternidad" (50) . Y reforzando el pensamiento del IV CPO de Roma para la formación, insiste : "La op– ción preferencial por los pobres debe acen– tuar la dimensión comunitaria, popular, social y liberadora de la formación " (71). Este es el aporte de la II ALAC: Nuestra espiritualidad de pobres será real y eficaz si nos comprometemos en la lucha contra la causa del empobrecimiento material de las mayorías. Sin este compromiso, estamos fa– voreciendo el empobrecimiento, y nuestra es– piritualidad será alienante. m ALAC (Belem do Pará, julio 1985) Lo mismo que la I ALAC tuvo como obje– tivo preparar el IV CPO, así la III ALAC tenía también un objetivo claro: preparar el V CPO sobre la presencia profética. No se tuvo tanto en cuenta la actividad apostólica en general. El documento no es muy largo, gracias a Dios. Son unos enunciados proféticos con ta– lante profético. Siguiendo el estilo propio de la teología latinoamericana, se parte de la realidad. Y en– tre los hechos citados, destaca el que las casas de formación están cambiando de lugar geo-

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