BCCCAP00000000000000000001585

ESPIRITUALIDAD DE LOS POBRES ENLA DOCUMENTACION CAPUCIDNA Carlos Bazarra, ofm. cap. ,:< La pobreza material y la pobre– za espiritual se han ido aproxi– mando cada vez más en nues– tros Documentos. Se ha supe– rado la dicotomía y la concep– ción meramente espiritualista de la pobreza, dándole la fuerza de la realidad y el peso de la injus– ticia que la causa. La espirituali– dad de los pobres no será huida alienante de la realidad circun– dante, como lo fue para el sa– cerdote y el levita de la parábola del buen samaritano. El Estudio de los Consejos Plenarios de la orden (CPO) y de las Asambleas Latino Americanas Capuchinas (ALAC) nos va a des– cubrir una rica faceta de la Historia de la Or– den Capuchina en las décadas de los años 70 y 80. Este tiempo fue un período de clarifi– cación de nuestra identidad que se va plas– mando en las Constituciones renovadas. Se– guiremos un orden cronológico para descubrir el proceso de maduración que se ha ido reali– zando en nuestra reflexión sobre la espiritua– lidad de los pobres. Los pobres, consciente o inconsciente– mente, reflejan una espiritualidad, y ella debe ser pauta de una auténtica espiritualidad fran– ciscana. Eso es lo que pretendemos con este sencillo recorrido histórico que ofrecemos a nuestros lectores. 126 I CPO 11 CPO III CPO I ALAC IV CPO 11 ALAC IIIALAC V CPO IV ALAC Esquema histórico: Quito (octubre 1971). Taizé (marzo 1973). Mattli (septiembre 1978). Nova Veneza (julio 1979). Roma (marzo 1981). Bogotá (febrero 1982). Belem do Pará (julio 1985). Garibaldi (septiembre 1986). Lima (abril 1988). QUffO (octubre 1971) El primer CPO aporta el aire nuevo del Vaticano II a través de las Constituciones re– novadas. Y el hecho de que se celebre en América Latina, en Quito y en octubre de 1971, a escasa distancia geográfica y tempo– ral de Medellín (Colombia, 1968), ha permi– tido una influencia positiva del importante documento del Episcopado latinoamericano. Por otra parte, el mecanismo de los CPO está comenzando a funcionar y aflora cierta espontaneidad. Todavía no se ha logrado la metodología precisa en los últimos CPO. La exposición no sigue un rigor lógico, y da la impresión de una lluvia refrescante de ideas y exhortaciones de tono profético, dirigidas más al corazón que al cerebro, intentando an– te todo una conversión y no una exposición intelectual. De todos modos se detectan claramente unas líneas maestras en torno a nuestra espi– ritualidad como pobres. l. Condición para una verdadera pobreza Quito comienza por preguntarse qué es lo que hace posible el que nosotros, capuchinos, seamos realmente pobres. La condición de posibilidad se concreta en la presencia real entre los pobres. "Como verdaderamente po– bres, habrán de hallarse presentes entre los pobres con su vida y su testimonio" (4, b) . Esta idea de que hay que comenzar por la presencia entre los pobres la encontramos repetida: "Nuestra presencia fraterna es re– querida de manera especial entre aquellos que sufren necesidad y soledad, por ejemplo, los que viven en los barrios pobres de la periferia de las ciudades o la población marginada de

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz