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(39) cuando Quito también habló de dar lo necesario (Quito 48, br:'; en la formación ini– cial se habla de tiempos de experiencia entre los pobres (40) cuando en el IV CPO de Ro– ma se habla de tener durante la formación inicial contacto real con la gente necesitada y pobre (Roma 45), y de no alejar al candidato del pueblo en que ha nacido (Roma 48). Es llamativo el que se nos pida evitar el empleo de personas ajenas a la fraternidad (39), lo cual resulta ambiguo sin más. Y que, al hablar de la opción por los pobres, se le añada el adjetivo "no parcial" (35), cuando toda op– ción tiene que ser parcial. Ya entrando en el tema específico del apostolado, se subraya la relación estrecha entre éste y la pobreza. Ser apóstol comienza por la capacidad de escuchar: "Debemos con– fesar que tal vez estamos más dispuestos a predicar al mundo y a nuestros hermanos o hermanas que a escuchar atentamente al Es– píritu que habla a través de ellos" (51). En consecuencia, tenemos que escuchar también a los pobres: "El grito de los pobres debe encontrar un eco en la actividad de la Orden" (55). ¿cómo? Todos debemos estar concientizados acerca de los derechos y la dignidad de los pobres, lo cual incluye la vo– luntad de caminar con ellos, compartir su vi– da, sus aspiraciones y sus luchas" (55). Con otras palabras, se nos está diciendo que sólo podemos ser apóstoles del Evangelio desde la solidaridad real con los pobres. Es todo un programa cuestionador para la misión apos– tólica. El último tema de justicia, paz y ecología tiene también sugerencias para la espirituali– dad del pobre. Se denuncia nuestra propia instalación en medio de un mundo injusto: "Con tantos gritos de pobres en torno a no– sotros... la creciente disparidad entre ricos y pobres, cabría que nos preguntáramos si no– sotros mismos no hemos llegado a hacernos insensibles" (70). "¿No nos sentimos también nosotros más tranquilos en una espiritualidad 'individualizada', sin relación con la vida real de los individuos y de los grupos, ausentes de aquellos lugares donde se consuma precisa– mente la injusticia, o simplemente ciegos ante las injusticias de las que nosotros somos cau– santes?" (77). El diagnóstico sobre nuestra * Cf. GS, n. 69: "Los hombres están obligados a ayudar a los pobres, y, por cierto, no sólo con los bienes su– perfluos". (En la nota se enumeran las citas de los SS. Padres en este sentido) . Cf. también n. 88. 134 Orden que hace el V CPO es escalofriante: "Vamos a la zaga de la Iglesia. Sufrimos de insensibilidad psíquica en relación a los pro– blemas del mundo" (79). Los aportes a la espiritualidad de los po– bres serían, esquemáticamente, los siguientes: "El punto de vista del pobre es el lugar privilegiado desde el que un hijo de san Fran– cisco ve y proclama los valores" (86) (Cf I ALAC 234). "Los oprimidos y los excluidos serán nuestros hermanos y hermanas. Ellos serán también nuestros maestros" (91). "Nuestra Orden, si quiere escuchar el verdadero grito de los pobres, no puede me– nos de tener fraternidades entre los pobres" (92). "En contacto con los marginados enten– deremos el sentido profundo de nuestra vo– cación" (94). La pobreza material y la pobreza espiri– tual se han ido aproximando cada vez más en nuestros documentos. Se ha superado la dicotomía y la concepción meramente espi– ritualista de la pobreza, dándole la fuerza de la realidad y el peso de la injusticia que la causa. La espiritualidad de los pobres no será huida alienante de la realidad circundante, como lo fue para el sacerdote y el levita de la parábola del buen samaritano. IV ALAC (Lima, abril 1988) Si las tres primeras ALAC tuvieron una finalidad preparatoria (del IV CPO, de un Ca– pítulo General, y del V CPO) , la IV ALAC fue de signo distinto: cómo aplicar el V CPO a la realidad de América Latina. Es obvio su ca– rácter práctico y no especulativo. Se sigue recalcando el hecho de la opción e inserción : "especialmente de los más po– bres" (II, 1, d, e). Se determina quiénes son los pobres en nuestro Continente: "indígenas, negros, refu– giados, favelados, marginados, emigrantes" ( 11, 1, b). La opción e inserción entre los pobres tiene que tener un talante de promoción y liberación (III, 2, c). Poco más se subraya en la IV ALAC. Es el documento más breve de todos. Pero sí hay un compromiso importante: "Organizar, a través del SECAL, un seminario sobre 'Es– piritualidad del pobre' (cómo el pobre vive

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