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68 con mi teología; la Iglesia permanece, la teología pasa; la Igle– sia es una realidad de fe que yo asumo; la teología es un pro– ducto de la razón que discuto; aquélla es madre, con sus arru– gas y sus manchas; ésta es sierva, a pesar de su débil luz y su claridad lunar". Leonardo Boff ha elegido el silencio, y no podía ser de otra manera, aunque tengamos que lamentar que se haya llegado a esa situación. Porque él "es un teólogo que se ha esforzado en romper las barreras culturales e ideológicas, intentando sumi– nistrar argumentos inteligibles sobre las cuestiones más pro– fundas del espíritu humano. Junto a eso, ha puesto toda su ca– pacidad de análisis y reflexión al servicio de la idea de que la religión no debe ser asumida como un elemento de alienación o de sumisión, sino como una palanca liberadora del hombre y como un instrumento que contribuya activamente a que la justicia se imponga en este mundo... Yporque lo que se acalla es una voz que, independientemente de la teología, estaba tam– bién al servicio de los pobres" (EL PAIS, edic. semanal, 20 de mayo). Camilo E. Luquin, ofm cap.
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