BCCCAP00000000000000000001579

DIOS Designación evangélica Padre Con relación al mundo Transcendente Con relación a la Historia Intemporal Relación hombre-Dios A través de Ritos Conciencia Mágica Religiosidad Ontológico-esencial Espiritualidad Alienación Actitud Vital Reaccionaria Exigencias Sometimiento a los ritos Conversión Negación de cambio Virtud Temor-fe Oración-Acción Contemplación Ortodoxia nadie le ha visto nunca (Jn 1, 18), fuera de nues– tro alcance, de ahí que el acceso queda reducido a ritos, mediante una conciencia mágica, que atribuye efectos sobrenaturales a una eficacia mecánica de fidelidad a unos gestos, palabras, cosas. Es lo que se llama una religiosidad onto– lógico-esencial, porque se mueve en un nivel ajeno a lo propiamente humano. No afecta a la vida del hombre, es una espiritualidad alienante, y la acti– tud que se toma frente a la vida es reaccionaria, los ritos son inmutables y en su inmutabilidad reside la eficacia, mediante la repetición mecánica. Es el inmovilismo ahistórico, la reacción a todo lo nuevo, el hombre para el sábado (cfr. Me 2, 27), el sometimiento a los elementos materiales, contra lo que nos pone en guardia Pablo: ¿Cómo retorna11 ustedes a esos elementos sin fuerza ni valor, a los cuales quieren volver a servir de nuevo? (Gl 4, 9). Una vez que han muerto con Cristo a los elementos del mundo, ¿por qué sujetarse, como si aún vivieran en el mundo, a preceptos como 'no tomes', 'no gustes', 'no toques', cosas todas desti– nadas a perecer con el uso y debidas a preceptos y 18 DIOS-HOMBRE DIOS-ESPIRITU Hijo del Hombre Abogado Hijo de Dios Espíritu de Verdad Inmanente Transparente Histórico-pasado Histórico-futuro A través del hombre A través del pobre Ingenua Crítica Existencial-personal Social Imitación Seguimiento Reformista Liberadora Autoritarismo: obediencia Docilidad al Espíritu ciega Cambio personal Cambio de estructuras Amor Justicia Contemplación y acción Contemplación en la acción Ortodoxia y praxis Ortodoxia y Ortopraxis doctrinas puram ente humanos? Tales cosas tienen una apariencia de sabiduría por su p iedad afecta– da, sus mortificaciones y su rigor con el cuerpo: pero sin valor alguno contra la insolencia de la carne. (Col 2, 20-23). Es un peligro en el que podemos caer los que nos llamamos cristianos. Nos negamos al cambio, a la conversión. Estamos dominados por el temor. La fe en Dios no es liberadora, como afirma San– tiago: ¿TÚ crees que hay un solo Dios? Haces bien. También los demonios lo creen y tiemblan (Sant 2, 19). En el fondo es una actitud demoníaca. Cristo se lo reprochaba a los judíos: Ustedes tienen por padre al diablo. (Jn 8, 44). Finalmente el dilema entre acción y contempla– ción se resuelve eliminando el compromiso y recluyéndose en un mundo abstracto, etéreo e irreal, un mundo imaginario, Es una religiosidad soporífera.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz