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-¿Ves como una urgencia la necesidad de revalorizar la palabra de Dios? -Efectivamente, como para que el Evan– gelio sea, como para san Francisco, una vida y no un objeto de veneración. Hay que tener en cuenta el fenómeno de la difusión de las confesiones no católicas: la palabra de Dios es una palabra viva para ellos; en sus grupos hay acogida, calor de amistad. Que Jesús esté realmente presente con su palabra en los po– bres, en el acontecer cotidiano. Y siempre con una comunidad de apoyo, en la que se pueda vivir la amistad y la solidaridad. Frente a un mundo tan apegado a los bienes materiales y tan individualista se impone una vivencia fuerte de valores fundamentales como la paz y la no violencia, la defensa del medio am– biente, la unión entre los pueblos. En la larga conversación que sostuvimos con Pedro Jaminet a finales del año pasado, evidentemente no todo está dicho; pero sí está él, con su gran corazón, su tenacidad, sus in– tuiciones fundamentales, su fe y su fidelidad a una vocación sentida desde la adolescencia. Hoy, aquejado por la hermana enferme– dad, pero entero en su espíritu, continúa en Hualpencillo, junto al pueblo que siempre amó, y para el que ciertamente ha sido un tes– tigo del Evangelio. 491