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que se llevó a cabo en los últimos años con diversas ayudas, y que fue bautizado por el Vicario Episcopal de la Arquidiócesis como "Casa Pastoral San Francisco de Asís". Esta hermosa y amplia edificación, que cuenta con instalaciones adecuadas, centraliza ahora toda la actividad de carácter social, educativo, asis– tencial y pastoral de la zona: talleres solida– rios, muy numerosos, de promoción, progra– mas educativos de jóvenes con problemas de alcohol y droga, y otros; asimismo, activida– des deportivas dentro de las necesidades de la zona. Pedro ve un poco este centro como la culminación o el coronamiento de sus inquie– tudes de promoción humana y cristiana del pueblo. -¿cómo has sentido al pueblo chileno en tus ya casi treinta años de permanencia en este país? ¿cuáles son los valores más des– tacados que has descubierto en él? - La paciencia, admirable sobre todo en la mujer, la madre, muchas veces con maridos que han abandonado el hogar, alcohólicos, de jóvenes que buscan trabajo sin encontrarlo ; el sentido de la amistad, creo mucho en la amistad, flor bastante rara, pero que si existe en algún lugar es aquí, en Chile. Delicadeza, interés por el otro, capacidad de compartir, especialmente a través de juntas de vecinos y grupos de base; no tanto una solidaridad or– ganizada. Se ve mucho la necesidad de desa– rrollar lo que está en el fondo, y que aún no maduró: el sindicalismo. Frente a la precariedad de la vivienda, la pobreza, la cesantía, etc., hay que destacar la alegría: el pueblo chileno es un pueblo fes– tivo, a veces exageradamente, pero esto le ayuda a sobrellevar todas esas carencias; el espíritu festivo y el sentido del humor siempre afloran en las convivencias religiosas. Pero, sobre todo, la amistad. -En relación con la Orden, ürees que se está dando un progreso real hacia una ma– yor inserción en medios populares? -Hay una mayor apertura de la Orden en esa línea. Se va tomando conciencia de la necesidad de ir dejando parroquias con una actividad exclusivamente ministerial, para si– tuarse en lugares donde sea posible el testimo– nio directo y la acción misionera. La tenta– ción es siempre esa actividad ministerial que es más propia del clero diocesano. Cuando pienso en mi propia trayectoria, a veces me pregunto si no hubiera sido mejor 490 vivir mi vocación franciscana como un simple hermano no sacerdote, no ligado a la activi– dad ministerial. Pero, seguramente, no había bastante madurez, ni por mi parte ni por parte de la Orden en aquel tiempo. Y también es posible que no hubiera tenido la fuerza física y moral suficientes para continuar. Sólo Dios lo sabe. Y es posible que haya podido ser un "pequeño profeta" en los ambientes populares (sin ninguna pretensión, por cierto). -¿Qué líneas crees que habría que privi– legiar en este momento y hacia el futuro en relación con la presencia franciscana, espe– cialmente en vista de las dificultades y ten– dencias que se advierten en la Iglesia? -En ambientes populares siempre hay que evitar toda forma de sospecha. La gente sencilla no se embarca en teorías o ideolo– gías. Caminando junto al pueblo, buscar pe– queñas soluciones a los problemas comunes y reales de la gente. Estar cerca de ellos, amán– dolos. Aportarles lo que ninguna institución ni ideología les puede dar: amistad. Algo que, sin ser directamente pastoral (los Obispos exi– gen siempre una pastoral), nos haga posible estar ahí, compartir, al nivel de los pobres, de los humildes, viviendo del propio trabajo, como ellos. Creo que hay que apuntar cada vez más hacia esa forma de presencia y testi– monio directos. "Vayan y confiesen que son cristianos", como lo quería san Francisco. No ir al pueblo como los "padrecitos ricos" que dan cosas, sino dispuestos a aprender y reci– bir; rehacer, a través de la experiencia, un nuevo estilo de fraternidad al servicio del pueblo. Una y otra vez, en el diálogo con Pedro, vuelve, como un ritornello, la necesidad de la cercanía, la amistad, de suscitar grupos fra– ternos, actitudes solidarias. -¿Tuviste algunos momentos de des– aliento, de frustración, tal vez la tentación de abandonarlo todo? -Algo de todo eso hubo en mi vida. Es– pecialmente cuando decían de mí: "Es un hombre que no sabe lo que quiere". Pero yo seguí firme en mi ideal, con muchas limita– ciones y fallas, sin embargo. Todo ha quedado atrás. Pero si alguien me preguntara si vol– vería a comenzar, yo le contestaría: comen– cemos de nuevo por el mismo camino. Con la oración y la Eucaristía como sustento funda– mental. Al respecto, quiero señalar que siem– pre me he sentido muy bien en mis períodos de permanencia en CEFEPAL.
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