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EN1RE LA VIDA Y LA MUERTE 25 años de Vida Religiosa en A.L. y proyecciones futuras Carlos Bazarra, ofm. cap. La carta del Director de CUADERNOS FRANCISCANOS estuvo planeando por el cielo azul de América largo tiempo. Por el cielo azul y por el fondo, no tan azul, de las sa– cas de correo. De Chile a Venezuela, de Santiago a Caracas, y desde esta última ciudad re– mitida a su destinatario en la Gran Sabana. Llevo viviendo en la Gran Sabana desde septiembre de 1989. Dejé la cátedra de teolo– gía y el campo de la formación de religiosos por razones ajenas a mi voluntad. Y por razo– nes asumidas en p lenitud de conciencia y libertad, con mucha esperanza, opté por venir a convivir con los pemones de la Gran Sabana (Venezuela). Dejé mi biblioteca personal, mis apuntes, mis anotaciones; me traje tan sólo la Biblia y los escritos de San Francisco, para disfrutar intensamen te este raro año sabático. Viví unos meses en Kamarata, y actualmente resido en Urimán, en la ribera del río Ca– roní. No tenemos agua corriente en las casas, y debo transportar en cubos este elemento vital para mi uso en los diversos servicios domésticos. El clima es caluroso y húmedo. Dis– pongo de una habitación personal, con techo de zinc que se recalienta y caldea durante el día. El cuarto de baño está en el patio de atrás y tengo que compartirlo con otros inquilinos. Me alumbro con velas de cera y una linterna eléctrica. En Urimán soy el único capuchino y sacerdote. Están también 4 Rel igiosas Misioneras del Divino Maestro que atienden el dispensario y la escuelita. Lograron levantar su propia casa. Con ellas hago las comidas y recito e l Oficio divino. Son prácticamente mi comunidad religiosa. Estudio pemón, reflexiono, hago oración y descanso. Todo esto va incluido en lo que llamo "terapia del chinchorro", cuando acostado en la hamaca, me experimento ingrávido y veo lo que me rodea desde otra perspectiva. Alguna vez me llega una revista teológica, que devoro con avidez de hambriento. También de cuando en cuando arriba alguna carta, co– mo en esta ocasión la del Director de CUADERNOS FRANCISCANOS. Me escribe lo si– guiente: "Se cumplen 25 años de existencia de CEFEPAL. Estamos pensando en un núme– ro especial de CUADERNOS FRANCISCANOS, que buscará recoger la reflexión y la expe– riencia franciscanas en estos últimos 25 años. Te propongo el tema: La vida religiosa gene– ral y franciscana en A L. en estos 25 años y sus proyecciones futuras". El tema me apasiona. Expliqué durante años en Caracas historia y teología de la Vida Religiosa, sobre todo a partir del Vaticano 11. Tengo escritos varios artículos sobre aspectos de esta materia. Pero aquí, en Urimán, carezco del menor punto de referencia: ni siquiera la colección de CUADERNOS FRANCISCANOS que refleja dimensiones y puntos de vista, documentos, etc..., ni tampoco la colección de NUEVO MUNDO, de Caracas, igualmente cumpliendo 25 años de vida, de cuya dirección estuve encargado desde 1980 a 1990. Ni una mínima biblioteca que consultar. Lo sensato era rechazar la invitación, pero mi negativa iba a llegar cuando ya estuviera a punto de entrar·en máquina el número especial de CUADERNOS FRANCISCANOS. Me duele defraudar a quien. espera mi colaboración, me duele decir que no. Entonces pensé: Escribiré una reflexión en voz alta, sin aparato crítico, sin citas eruditas que corroboren mis asertos, desde la pobreza de un misionero que puede estar perdiendo facultades, pero que no ha perdido -es gracia de Dios- su amor por la Vida Religiosa en América Latina, y su gran esperanza de que la Vida Religiosa rompa esquemas inmovilistas y marche cada vez 436
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