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ABUNÁ. LA AVENTURA DE LOS RIOS AMERICANOS PRESENTACION Camilo Luquin, ofm. cap. Presentamos un nuevo libro de Antonio de Oteiza: Abuná. La ,:JVentura de los ríos ameri– canos (Edit. Tierra de Fuego. Madrid, 1992). Antonio no es un escribidor de oficio, sino un escultor expresionista. Pero es autor también de otros libros: Las Islas Galápagos y el Hom– bre, historia, fauna y flora de estas también afortunadas Islas;Amazonas sin equipaje, que relata su primera expedición por las vías flu– viales americanas; Francisco de Asís, nueva imagen, publicado por CEFEPAL en colabo– ración con una editorial española en el año 1981 , en gran formato, que reproduce muchos de los grabados de su serie de esculturas sobre san Francisco y sus compañeros, realizada en CEFEPAL a lo largo de nueve meses, en 1980, cuya publicación fue también una aventura, y aun una quijotada. Pero, ¿qué sería del mundo sin los Alonso Quijano, Lope de Aguirre y... Antonio de Oteiza? Abuná. La aventura de los ríos de Améri– ca, lo es del principio al final. Antonio de Otei– za navegó por los grandes ríos americanos, del Orinoco al Río de la Plata, durante meses; y ese arriesgado periplo fluvial es lo que su autor nos cuenta en su libro, con su peculiar espon– taneísmo y su vena poética, su amor por la naturaleza y por toda cosa viviente, su rescate de lo mágico. Lo que Antonio de Oteiza quería descu– brir, sobre todo, era el lugar de la confluencia de los grandes ríos americanos, "que fueron las verdaderas vías naturales de penetración y comunicación" para los primeros pobladores de América, ríos largos que señalan caminos de unidad (como la soñara Bolívar). Y que ese, hasta ahora, ignorado punto de confluencia fuera "un lugar de llegada para los americanis– tas, o más exactamente el lugar de encuentro para la gran identidad americana, que si los pueblos son múltiples y diversos, también tie– nen ellos una intrahistoria e historia de identi– dades". Y este sueño no deja de ser una propuesta profética para un mundo inesperadamente desgarrado por nacionalismos y aun provin– cialismos a ultranza. Ofrecemos a los lectores de "Cuadernos Franciscanos" el prólogo de Luis M. Xirinacs al nuevo libro de Antonio de Oteiza, que refle– ja muy bien toda la riqueza de su contenido; así como también un fragmento del mismo libro, cuyo extenso texto (479 páginas) fluye, sin embargo, tan mansamente como las mis– mas aguas del Orinoco o del Río de la Plata. PROLOGO Luis María Xirinacs La gran síntesis Tiene el lector un libro en sus manos co– mo tantos otros hay. Pero pocos libros narra– rán una aventura de las magnitud de ésta. Vi– vimos tan atados por la solicitudes que fácil– mente se nos puede escapar la verdadera gran– deza que pasa por delante de nuestra puerta. El Ramayana es la epopeya nacional hindú. La llíada y la Odisea lo son de la Grecia clási– ca. Cada gran nación tiene su hierofante que canta sus grandezas. Normalmente se trata de cantar grandes guerreros con grandes ejércitos y grandes medios. Es difícil explicar cómo un pobre amigo de san Francisco de Asís llegó a concebir el reco– rrer de arriba a abajo el gran continente de Bo– lívar con unas pobres sandalias -una se perdió en un rápido- caminando sobre las aguas, para demostrar que la comunicación amorosa, que la Comunión, es posible entre los hombres, con sólo un chinchorro y un hatillo. 257
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