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sostén, su "suplemento de alma" en feliz expresión bergsoniana, cuando vivamos del profundo sentido religioso que han aportado los santos por los dulces caminos del amor5. En otro estudio para la Unesco insiste en la misión del santo para el futuro de la huma– nidad. Sin duda, es el líder, el guía de ésta. A su mente viene de nuevo san Francisco. Vin– cula su misión a la de Cristo. Y recordando de nuevo la parábola del sembrador, escribe: "Muchos granos germinaron, pero más de uno se perdió. Los cristianos no son otros Cristos, ni los franciscanos otros Franciscos. Sin embargo, una suave brisa del espíritu de Cristo y de Francisco sopla aún en las institu– ciones que llevan su nombre" 6. Estas palabras del gran historiador obli– gan al franciscano a que se sienta ante una irrenunciable responsabilidad. Dicha respon– sabilidad no es sólo personal, sino primor– dialmente histórica. Es la historia de hoy, en sus avatares diarios, quien pide al franciscano su inserción en ella misma, para dar a este mundo sin alma el suplemento que tanto ne– cesita. Las palabras con que Toynbee cerró su mensaje al Congreso de Salzburgo resumen esta preocupante reflexión que hemos ido ha– ciendo en pos de sus escritos: "El amor es una fuerza espiritual sobrehumana. El amor y só– lo el amor, puede salvarnos ante la Némesis del triunfo de la técnica". NOTAS El historiador y la religión. Buenos Aires, 1958. A study of history. D.C. SOMMERVELL ha hecho un compendio de toda la obra. en dos volúmenes, autorizado por el mismo Toynbee. Traducido al español por L. GRASSRT (Buenos Aires 1952-1959) facilita el acceso a la obra original. 192 3 El historiador y la religión. op. cit... p. 97. 4 Les deux sources de la mora/e et de la religion. Oeu– vres. édit. du centenaire. PUF., Paris 1965. p. 1239. Lamento no haber podido tener a mano las Actas del Congreso. 6 El tiempo y la filosofía. Salamanca. Sígueme. 1979. p. 277.

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