BCCCAP00000000000000000001566
establecer la forma de su gobierno; y determinar la organización de la vida de fraternidad?. La formación de los hermanos, la misión de los franciscanos seglares en la Iglesia y en la sociedad, las relaciones con la Primera Or– den y la organización de la Fraternidad en los varios niveles son los campos en que las Cons– tituciones han debido ser más amplias, al ex– plicitar e integrar la Regla. Los siete ar– tículos fundamentales de la Regla acerca de "La Vida en Fraternidad" se han convertido en setenta y seis artículos de las Constituciones. Los Consejos nacionales han manifestado re– petidamente su deseo de tener un texto de Constituciones breve y claro y, al mismo tiem– po, la aceptación de sus sugerencias. Ha sido difícil conciliar estas dos aspiraciones. Preva– leció la segunda aspiración y el deseo de conti– nuar el camino trazado por la Regla: formular el carisma franciscano secular y su misión en la Iglesia y en el mundo actual. Alguna variación de la Regla ha sido exi– gencia del Derecho Canónico. He aquí un ejemplo: La Regla usa la expresión "personali– dad moral": "Cada una de estas fraternidades tiene su propia personalidad moral en la Igle– sia" (art. 2°). Las Constituciones, ateniéndose al nuevo Código, dicen: "cada una de ellas goza de personalidad jurídica en la Iglesia" (1,5). Las dudas de algunos especialistas acer– ca de si el contenido de las dos expresiones era equivalente, han quedado superadas con la aprobación dada por la Santa Sede a las Cons– tituciones. Cuando se redactó el art. 23 de la Regla, se tenía muy poca experiencia de la organización de la Orden en niveles superiores al local. Al tratar la cuestión de los hermanos en dificul– tad y de la dimisión de la orden, parece que toda la responsabilidad queda al Consejo lo– cal. Las Constituciones han establecido diver– sas instancias según se trate de una separación temporal de la Fraternidad o de la dimisión definitiva de la Orden; han recordado el dere– cho al recurso, como corresponde a una aso– ciación pública organizada internacionalmen– te8. Aun en estos casos se han tenido siempre en cuenta la tradición de la Orden Francisca– na Seglar y sus opciones fundamentales. Los dos textos legislativos, Regla y Consti– tuciones, han de ser manejados por los fran– ciscanos seglares como una unidad. El carde- nal J. Hamer escribe en su citada carta al Ca– pítulo de la OFS celebrado en Fátima: "La Regla... resume sintéticamente los temas cen– trales de la vocación y de la misión del fran– ciscano seglar hoy. Basta que cada terciario medite y aplique su contenido, siguiendo la in– terpretación sugerida paso a paso por las Constituciones recientemente aprobadas, para que pueda sentirse seguro de la autenticidad y de la validez de su respuesta a la vocación y misión que son propias de los seglares fran– ciscanos comprometidos". Valores de más relieve En la presentación que hace de las Cons– tituciones, la Ministra general, Emanuela De Nunzio, destaca estos tres aspectos: la secula– ridad, la unidad de la OFS y su autonomía9. Supuesta siempre la vocación, que Regla, Ri– tual y Constituciones describen casi con los mismos términos: llamados a seguir a Cristo, a la manera de Francisco, en el siglo y en fra– ternidad. Añadamos algunas palabras acerca de cada uno de estos aspectos. Pertenencia a la Familia Franciscana La OFS es parte integrante de la Familia Franciscana y tiene en ella su puesto específi– co (art. 1). En no menos de veinte artículos se hace referencia a Francisco de Asís, modelo e inspirador de esta forma de vida. En particu– lar podemos descubrir en ellos: El cristocentrismo, también marcado en la Regla. La espiritualidad del francisca– no secular es un proyecto de vida total– mente centrado en Cristo (arts. 9, 10 y 12). Las Constituciones explicitan el conteni– do trinitario de la Regla: hacia el Padre, por Cristo en el Espíritu; recuperando la relación con el Espíritu Santo, origen de toda vocación, animador de la fraterni– dad, inspirador de su misión, y, exhortan– do con Francisco, a desear sobre todas las cosas el Espíritu del Señor (arts. 11, 28, 37, 95 y 99). La vida de penitencia, como conversión permanente y las obras en favor de los hermanos, como fruto de la conversión, que es "una respuesta al amor". 159
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz