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vivir la hermandad y la misericordia como estilo propio de la pedagogía cristiana y fran– ciscana. Nunca es tarde para comenzar de nuevo. Criterios de catolicidad Dije antes que Francisco no exigía prue– bas de selectividad. Debo matizar. Es lógico que el que desee ingresar en la Orden se pro– ponga asumir el estilo de la misma: pobreza, renunciando a todo lo que posee54; castidad, renunciando al matrimonio y a la fornica– ción55 y obediencia, tal como lo explicamos antes. Con esta voluntad por parte del candida– to, Francisco ruega que sean recibidos benig– namente. Pero insiste en algo que nos puede pare– cer chocante: que sean católicos. Lo afirma re– petidas veces: "Todos los hermanos sean cató– licos, vivan y hablen católicamente. Pero si alguno se aparta de la fe y vida católica en dichos o en obras y no se enmienda, sea ex– pulsado absolutamente de nuestra fraterni– dad" 56. "Los ministros examínenlos diligen– temente sobre la fe católica" 57. "Y a los que se descubra... que no son católicos" 58. Pensamos que esta catolicidad se refiere al aspecto eclesial-jurídico, indudablemente. Pero hay otra dimensión espiritual no menos importante: es la universalidad del amor, a la cual se ordena lo jurídico. El que se considere católico debe amar a todos, amigos y enemi– gos. Considero que Francisco tenía esto muy en cuenta, y por eso era intransigente con quien no fuera católico: primero, en el aspecto externo y canónico, y luego principalmente, en el aspecto espiritual, de amor sin exclusi– vismos, acogiendo "amigos o adversarios, la– drón o bandido". La catolicidad se constituye así en criterio pedagógico: capacidad de amar sin reservas. Este amor universal, ecuménico, sólo es posi– ble con la capacidad de perdón. La catolici– dad únicamente es realizable por la miseri– cordia. La pedagogía franciscana forma un todo completo y coherente, porque, partiendo de la aceptación del cristiano mediocre, es decir, "no pretendas que sean mejores cristianos", se está viviendo la catolicidad del amor sin res– tricciones. "Aunque te azotaran" -iOh pro– fundidad de la perfecta alegría! 59_ nunca de– bes dejar de amar. Pero, si por pretender que sean mejores cristianos, no perdonas, enton– ces caes en la contradicción de exigir a los otros lo que tú no practicas. La misericordia penetra y recorre todo el itinerario pedagógico franciscano, desde el principio hasta el fin. Misericordia entretejida de humildad, perdón, alegría, paz y esperan– za. Por algo Francisco se vio obligado a aña– dir al cántico de las criaturas la estrofa de la misericordia, que no es sólo una poesía; es, en síntesis, la pedagogía de la misericordia que vivió y ·enseñó Francisco de Asís. "Loado seas, mi Señor, por aquellos que perdonan por tu amor y soportan enfer– medad y tribulación. Bienaventurados aquellos que las sufren en paz, pues, por ti, Altísimo, coronados serán" 60. NOTAS 1 La citaremos como (7C), séptima carta, como lo hace la Editorial Asís, Valencia (Espafta}. Probablemente fue escrita entre los aftos 1218 y 1221. La cronología no es definitiva; pudo ser escrita antes de la Regla no bulada (lR) que data de 1221, cuyo capítulo 5 resu– miría la 7C o también podría considerarse como un comentario ampliado a ese capítulo 5. En ese caso la 7C dataría del afto 1221. 2 San Francisco de Asís. Escritos. Biografías. Documen– tos de la época. BAC, Madrid, 1978, pág. 71. 3 San Francisco y Santa Clara de Asís. Escritos. Valen– cia, Editorial Asís, 1981, pág. 141. 4 7C,7. La Editorial Asís aftade "para ti". La BAC no coloca ese inciso, y F0NTI FRANCISCANE (Edizio– ni Messaggero Padova, 3 ed.) lo coloca entre parénte– sis (per te); pág. 168. No creo que tenga especial importancia para lo sustancial del sentido. 5 Mt 5,3. 6 Mt 23,15. 135
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