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para que él mismo se convierta en sujeto de su propia liberación. Para asesorar la coordinación de la pasto– ral y dirigir la formación de los misioneros -siguiendo la opción de Melgar- se crea un equipo de expertos en las diversas ciencias. El encuentro de 1972 en Asunción recoge el principio paulino de que debemos "hacer– nos judíos con los judíos, sin ley con los sin ley". Al mismo tiempo indica que la Iglesia entre los indígenas debe abandonar todo tipo de dominación, y que muy al contrario ha de solidarizarse con ellos y apoyar sus organiza– ciones. Entre las líneas de acción apuntadas en 1975 en Goiania (Brasil) hay dos importantes. Una es la de encarnación: "Siguiendo los pasos de Cristo, optar seriamente, como perso– nas y como Iglesia, por una encarnación rea– lista y comprometida con la vida de los pue– blos indígenas, conviviendo con ellos, investi– gando, descubriendo y valorizando, adoptan– do su cultura y asumiendo su causa, con todas sus consecuencias; superando las formas de etnocentrismo y colonialismo hasta el punto de ser aceptados como uno de ellos", y la otra línea de acción, más importante aún, es la con– cientizadora: "Asumir como nuestra tarea principal el trabajar en una concientización sistemática" de la Iglesia, de los indígenas y de la sociedad dominante. Para cada grupo de destinatarios se establecen unos objetivos y es– trategias diferentes. Una de las opciones básicas que aparecen en el primer encuentro panamazónico de Pas– toral Indigenista celebrado en 1977 en Ma– naus (Brasil), es la "opción por la encarnación en el mundo indígena con su cultura, estruc– turas y valores". Y se pide a la Iglesia que, incluso sin ocultar los errores. históricos que cometió, "se haga presente en los pueblos in– dígenas, respete la identidad de los mismos, asuma sus culturas y camine con ellos, com– partiendo sus luchas y esperanzas, en comu– nión de destino". Se vuelve a subrayar la tarea concientizadora. En el encuentro ecuménico panamazóni– co de Manaus en 1980, se afirma que la evan– gelización es "también una presencia fraterna que se traduce en un compromiso de encarna– ción y de liberación". Y entre los criterios y actitudes a seguir se señalan "la opción previa y clara de parte de los misioneros por los pue- 22 blos indígenas". Además, el conocimiento pro– fundo, el respeto y la valorización de sus cultu– ras y sus manifestaciones (incluidas las religio– sas); la solidaridad con las luchas indígenas; el estimular y apoyar las organizaciones entre los pueblos indígenas; la "presencia misionera, despojada y pobre, en una actitud de aprendi– zaje humilde y al mismo tiempo científico". Con vistas a afianzar y devolver a los pue– blos indígenas su conciencia étnica se indica como propuesta concreta "favorecer una edu– cación bilingüe e intercultural, a partir de la realidad de cada pueblo". Igualmente promover la creación de pu– blicaciones y emisoras de radio indígenas como instrumento para valorizar sus culturas y lenguas. En la primera consulta ecuménica de Pastoral Indigenista celebrada en 1983 en Brasilia, se preocuparon de organizar la espe– ranza, es decir, de organizar y consolidar fun– damentalmente los movimientos indígenas, así como de establecer alianzas con otros sec– tores postergados por la sociedad occidental dominante (sindicatos de campesinos y traba– jadores). Se remarca que el sujeto creador y realizador del proyecto indígena es el mismo indígena, y que "la Iglesia, la pastoral, los intelectuales y científicos sólo juegan un rol de apoyo y acompañamiento". La evangelización no es una imposición, sino que ha de darse en un clima de diálogo, de encuentro. Por eso "la evangelización no da derecho a intervenir en el proceso de las comunidades, a destruir su sagrada visión del mundo, sino a escucharlas, respetarlas, acom– pañarlas con la misma actitud salvadora de Jesús, que se hizo solidario en plenitud con la condición humana". Exige al mismo tiempo conversión permanente de los interlocutores y de la Iglesia para ir abandonando sus ídolos y sus falsas imágenes de Dios, del mundo y de los demás. En la declaración final de la segunda con– sulta ecuménica de Pastoral Indigenista cele– brada en 1986, en Quito, se dice que "la misión evangelizadora y civilizadora ha pre– tendido cristianizar al indio pero, junto con ello, ha conducido a los pueblos a la desvalo– rización de sus propias expresiones culturales y religiosas y a la imposición eurocentrista". Igualmente se reconoce que desde el ini– cio del encuentro de la Iglesia con los in-

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