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cultura ni a considerarla como perfecta y a ver cómo cada cultura necesita de las otras. Se da así una reciprocidad fecunda. En este ámbito de respeto, apoyo y valori– zación de la alteridad indígena, así como de su cultura, es importante hacer una mención especial al aspecto religioso. La libertad y el diálogo son el único terreno donde puede nacer la fe, además de ser derecho de toda persona humana. Por eso, "la cuestión indíge– na debe ser mucho más enfocada a partir del diálogo religioso que a partir del imperativo misionero convencional". Si se busca el diálo– go ecuménico, el diálogo con otras religiones no cristianas, incluso el diálogo con los ateos, ¿por qué no actuar para con las religiones amerindígenas del mismo modo?, ¿qué razo– nes justifican esta práctica diferente?, ¿es aca– so una simple cuestión de eficacia o de núme– ros, pues los grupos indígenas suelen estar formados de una población bastante reduci– da? En ese diálogo intercultural surgen tam– bién impases, tentaciones, peligros y riesgos, los cuales sólo se superarán en un diálogo abierto y sincero no ausente de tensiones y de continua revisión y autocritica. Todo esto irá haciendo crecer a las personas y al grupo. (de /TER 2 (1991) 51-70) 29