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Proceso del mismo: ejercicio de los sentidos para captar el misterio a contemplar. Aquí se puede incluir la lectura reposada de un tema; ejercicio de la mente para reflexionar sobre los diversos aspectos e implica– ciones de tal misterio. Es lo que común– mente llamamos meditación; experiencia de contemplación fruto nor– malmente de lo anterior como prepara- c1on. Es la acc1on de Dios, que va más allá de la capacidad personal del orante y se deja sentir en su alma; con los sentimientos consoladores surgen los deseos y decisión de conformar la vida a la de Cristo y de sumarse a su obra salvadora; finalmente, se pasa a la acción: traducir estos deseos en imitar, seguir y transfor– marse en la misma imagen de Cristo. NOTAS ( 1) HUBAUT, M., Cristo, nuestra dicha. Aprender a orar con Francisco y Clara de Asís, Ed. Franciscana Aránzazu, Estella, 1990, p. 38. (2) Sobre el tema del espejo y de la ex periencia contemplativa de Clara será bueno leer las páginas 389-449 del libro CLARA ANTE EL ESPEJO. HISTORIA Y ESPIRITUALIDAD, de M. Vi ctoria Triviño, Ed. Paulinas, Madrid 1991. 13

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