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simbolismo de presencia tiene una historia de menos pensamiento que el simbolismo ascendente, tan cultivado por la escuela agustiniano-franciscana. Pero se compensa con creces porque el simbolismo de pre– sencia posee tal calor vital que da la tónica a todo nuestro ser. Inútil, por sabido, subra– yar que San Buenaventura es el doctor máximo del simbolismo ascendente, culti– vado de modo muy inicial por san Antonio. A su vez, san Antonio nos hace vivir la presencia de Dios en el simbolismo de la naturaleza. Esta viene a ser un bello libro que Dios ha escrito para que por su simbolismo el hombre lo sienta presente y, al mismo tiempo, comprenda mejor su Evan– gelio. Expongamos ahora con alguna deten– ción ambos simbolismos, teniendo siempre, como telón de fondo a san Antonio. EL SIMBOLISMO ASCENDENTE EN ANTONIO DE PADUA El docto profesor de la universidad de Lisboa, Francisco da Gama Caiero presentó este estudio al 111 Congreso Internacional de Filosofía Medieval, celebrado en La Meldola (Italia) en 1964: Nature et symbole chez S. Antaine de Padoue. Abordó en di– cho estudio el simbolismo de san Antonio en la primera de sus vertientes que hemos señalado' en el título de este apartado. Qui– so poner en evidencia que san Antonio con su visión simbólica del cosmos vino a ser un precursor de la síntesis espléndida que el doctor seráfico Buenaventura expone en su Itinerarium. Lo funda en este pasaje de san Antonio en el cual el santo doctor subraya que las obras· de Cristo son la creación y la redención. Nótese que Anto– nio de Padua proclama aquí el primado universal de Cristo sobre todo lo creado. Pero ahora tenemos que dejar aparte tema tan ponderado en la posterior escuela franciscana, para volvernos a nuestro pro– pósito de considerar el simbolismo ascen– dente que Antonio propone en este lugar. Afirma que la creación, reflexionando bien sobre ella -bene considerata- nos remite a la consideración de su Hacedor. Su simbolismo ascendente lo resume en esta frase de corte agustiniano. Por su importan– cia la acotamos en su texto original: "Si tanta pulchritudo in creatura, quanta est in– Creatore?" -si tanta belleza en la creatura, ¿cuánta será la del Creador?-. 2 Después que el profesor lisboeta, F. Caeiro, cita este pasaje, escribe a continua– ción como comentario: "tenemos aquí la indicación de un programa para un precur– sor del Itinerarium in Deum bonaventu– riano". 3 Tiene sobrado motivo el filósofo portugués para formular esta afirmación terminante. Sería, con todo, antihistórico no reconocer la inmensa distancia que se– para a estos dos doctores franciscanos en su interpretación del simbolismo cósmico. El texto ya mentado de la Carta a los Roma– nos lo hace ver de modo palpable. San Antonio lo cita sólo una vez según la edi– ción crítica latina de 1979 y la bilingüe portuguesa de 1987 . 4 En este pasaje el san– to doctor comenta el simbolismo ascensorial de las palabras del Apóstol, que inicialmen– te hemos acotado. En su característica in– terpretación bíblica distingue en el arca de Noé cinco cámaras, correspondientes a los cinco sentidos. En la quinta cámara se ha– llan los hombres y las aves. Antonio pide que los ojos miren hacia abajo para ver a los pobres con misericordia. Pero igual– mente que miren a las cosas celestes, a las que debe igualmente considerar. Se lo pe– día su praxis del simbolismo ascendente. Es entonces <.:uando cita el conocido texto del Apóstol que de nuevo recordamos: "Lo invisible de Dios, desde la creación del mundo, se deja ver a la inteligencia a través de sus obras: su poder eterno y su divini– dad" . 5 Este razonar antoniano rezuma esa men– talidad franciscana que fácilmente asciende desde la tierra al cielo. Pero hay que decir que sabe a poco al cortejarlo con la gran– diosa perspectiva que de este simbolismo ascensional ofrece el doctor seráfico Bue- 225

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