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pués de la muerte de éste, fruto recogido en el responsorio de Julián de Spira: "mors, error, calamitas ...". Repasando los sermones del Santo, casi se diría que para él no existían los herejes. Su predicación iba dirigida a la conversión de los fieles; denunciaba, no tanto los erro– res, cuanto la conducta contraria a la fe profesada. Esa renovación de la vida cris– tiana, en coherencia con el Evangelio, es lo que hizo perder legitimidad al desafío de los herejes a la institución eclesial. NOTAS 1. Atti del primo coloquio interdisciplinare, Padua 1979. 2. Cf. H. FELDER, Die Antoniuswunder nach den alteren Que /len, Paderborn 1933. 3. Vita prima o Assidua, ed. A. F. Pavanello, Padua 1946, 1, p. 27. 4. Vita prima o Assidua, ed. cit., p. 68. 5. TOMAS DE ECCLESTON, De Adventu fratrum minorum in Anglian , XIII, 77s. 6. La biografía que mejor ha puesto de relieve este aspecto del mensaje del santo, tal como aparece en sus sermones, es de Pilar de Cuadra, Un puente sobre siete si[!.los: san Antonio hoy, Ma– drid 1967 . 7. Así en la crónica de Rogerio de Wendover y en la de Ricardo de Sens; textos de L. Lemmens, Testimonia minora saeculi X/ll de sancto Fran– cisco Assisiensi, Quaracchi 1926, 28-33. 209

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