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Carlos Bazarra, OFM. Cap. persona como sujeto, estriba en el doble proyecto que nos insinúa el Génesis en el capítulo 3 . El proyecto de Dios es aceptar ser humano, mientras que el proyecto de la serpiente anula lo humano con pretexto de ser dioses (Gn 3, 5). Es la deshumanización como método formativo. El Evangelio nos propone el camino contrario: ser humanos para llegar a ser hijos de Dios. Otra vez Garrido vuelve a acentuar esta diferencia: "El viraje cultural es radical. El hombre de cosmovisión "religiosa" centraba su vida en la trascendencia, en lo espiritual. Su len– guaje estaba configurado por categorías re– ligiosas; salvación , condenación, cumpli– miento de los mandamientos de Dios, vida de unión con Dios , santificación ... E l cris– tiani smo se justificaba porque su fin es divinizar al hombre. A partir de la moder– nidad, e l cristianismo só lo se justifica si es capaz de humanizar. Cambia el lenguaje: liberación, sentido último de la existencia, utopía consumada del hombre, realización". 9 Aquí está la coincidencia entre antropo– logía y Evangelio : el hombre debe hacerse humano para ser cristiano e hijo de Dios. Uno no puede menos de recordar la procla– ma de Montesinos un domingo de adviento: "¿Estos no son hombres? ¿No tienen alma racional? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos?". 1 º Ciertamente el trato a los formandos no ha adquirido las características que revistió la conqui sta con los indígenas. Pero eso no 9 GARRIDO, J. Obra citada, pp. 45-46. 10 BARTOLOME DE LAS CASAS, Historia de las Indias. México: Fondo de Cultura Económica, 1981 , tomo III , cap. 4. 8 NOTAS Y TESTIMONIOS CUADERNOS FRANCISCANOS ENERO/MARZO 1997 N' 117 debe servirnos de excusa para seguir tratán– dolos como objetos con los que no se cuen– ta en la importante tarea de su formación. 2. Documentación latinoamericana Lo que decimos no es sólo fruto de una reflexión subjetiva. Responde a una expe– riencia y está exigido por los documentos de la Iglesia Latinoamericana (Medellín, Puebla y Santo Domingo). En el IFEAL hemos podido comprobar esta ignorancia en que a veces se tiene a los formandos. Hemos llegado a estas conclu– siones: "Para que la formación logre una orientación adecuada, se exige una relación formador-formando en donde el acompaña– miento cercano y exigente es la principal característica. En este tipo de relación (dis– tinta a la de enseñar, llevar) el joven es sujeto de sus propio proceso formativo, pues él mismo es quien asume a cabalidad sus decisiones con conciencia de sus impli– caciones (Para sí y para los otros) ... El acompañamiento considera más importan– tes los procesos personales que los requeri– mientos institucionales sin relegar su valor, y exigé g'ran cuidado en no permitir con– ciencias manipulables , sino libres y madu-

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