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NOTAS Y TESTIMONIOS CUADERNOS FRANCISCANOS ENERO/MARZO 1997 N• 117 en plan plenamente constructivo . Pero si por cualquier causa hubiera con– flicto entre formadores y formandos, el pro– blema no se resolverá silenciando a los formandos, y actuando los formadores por decreto. Ahí ya no hay fraternidad, y la formación está fallando en su misma raíz. La representación de los formandos tie– ne que guardar relación con cada casa de formación, ya que cada sede puede tener su peculiar circunstancia que requiera un tra– tamiento específico. Si en una Provincia hay 3 casas de formación, dígase Postulan– tado, Noviciado y Postnoviciado, debe ha– ber como mínimo un representante de cada casa de formación. Si la representación de todos los formandos se reduce a uno solo, ésta resulta a todas luces insuficiente. Un postnovicio, por ejemplo, no puede conocer vivencialmente la situación del noviciado o del postulantado. Cada año la situación de una casa varía como varían los miembros de la misma. Si se quiere conocer objetiva– mente el estado real de cada casa, además de los formadores de esa etapa, debe estar presente al menos un representante de ese grupo de candidatos. Es más: si hubiera dos o tres casas de postulantado o de postnoviciado, cada una merece tener su representante, pues aunque la etapa es la misma, las circunstancias diferentes requieren tal vez tratamiento dis– tinto. Es evidente que los jóvenes tienen la facultad de pensar e incluso el derecho de disentir, lo cual no es ninguna amenaza para una colaboración positiva. c) En cuanto a las tareas del equipo de formación, hay que subrayar que a este equipo no Je incumbe misión de gobierno sino sólo propuestas para que la autoridad de la provincia las decrete si le parece 15 &t '?~. 4afeto, de 4a ~ Carlos Bazarra, OFM. Cap. oportuno. Así actúan todos los equipos pro– vinciales: el de eco·nomía, el de pastoral, el de espiritualidad, etc .... A este respecto es importante notar que al equipo de formación no le corresponde la evaluación de comportamientos o conducta de los formandos, lo que haría improceden– te la presencia de alguno de éstos en el equipo. La evaluación de los formandos corresponde a la comunidad e n que viven, no a otras comunidades. Y aquí está claro que la votación de los profesos perpetuos difiere de la de los profesos temporales o de los novicios y postulantes. Pero aún así, es de rigor escucharlos. d) Disolución de la pertenencia a la congregación. La congregación está en su derecho en rechazar a algún candidato que no reúna los requisitos por la convivencia y el carisma propio. Lo que se puede cuestio– nar es el modo de hacerlo . A veces se procede de modo violento y poco caritati– vo, causando heridas morales o psicológi– cas que se hubieran podido evitar. No esta– mos dispensados del amor fraterno ni si– quiera con los que no juzgamos aptos para nuestra congregación. -10- ideat <WÚa ~ HU,– dia,ete, d ~ ff ta ~– ~ d ~~ aL ~ de 44Ült, (,J{J,- ~. ,,, ~ ea e,o,,e,– ~ ,e0, ~ aL eme– Ht,O, de ~ a. etH4- e~– üó-,e, t¡ue üeHefvte ~ ~.
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