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coherentemente establecerá que la Iglesia y los sacramentos, y las mismas congregaciones religiosas son para el hombre. Hay que pre– cisar que el Evangelio es situar al hombre y a la mujer por encima de toda otra obra creada, por muy santificadora que sea. Si nos salimos de esta afirmación, estamos negando la Bue– na Nueva. La distinción parece intrascendente pero es básica. Dicen algunos: "Soy hombre para ser religioso. Mi vocación es ser religioso y a ello supedito mi condición humana". En– tonces la dimensión religiosa rebaja a segundo término la dimensión humana. Pero el Evan– gelio establece lo contrario: "Soy religioso para ser plenamente humano y para que los demás sean hombres y mujeres de verdad". Se rela– tivizan las creaciones, cualesquiera que sean, en favor del hombre 2 . Aquí radica la liberación del hombre. La Ley debe ayudar al hombre, no esclavizarlo. Acudir a lo repetitivo, a las tradiciones ( cf. Me 7) para que el hombre actúe en virtud de hábitos y costumbres adquiridos, es desperso– nalizar. Esa es la táctica que se emplea con los animales para domesticarlos. La formación no puede ser imposición extrínseca. "Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle, sino lo que sale del hombre" (Me 7, 15). Y análoga– mente, nada que venga de fuera, puede san– tificarle, sino lo que sale del corazón. Este es el Evangelio preanunciado por Ezequiel: "Os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según mis preceptos y ob– servéis mis normas" (Ez 36, 26-27). Lo ratifica Juan: "La unción que de El habéis recibido permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os enseñe" (1 Jn 2, 27). Es el Espíritu desde dentro el que da eficacia a la palabra que viene de fuera: "El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad com- pleta" (Jn 16, 13). "Las palabras que os he di'cho son espíritu" (Jn 6, 63). Pablo coincide en las mismas afirmacio– nes: "Nadie conoce lo íntimo de Dios, sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos reci– bido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que viene de Dios, para conocer las gracias que Dios nos ha otorgado, de las cuales tam– bién hablamos, no con palabras aprendidas de sabiduría humana, sino aprendidas del Es– píritu" (1 Co 2, 11-13). 48 Las estructuras deben estar al servicio del hombre, favorecer el crecimiento, la madura– ción y la libertad. "No somos hijos de la es– clava, sino de la libre" (Gál 4, 31). "Habéis roto con Cristo todos cuantos buscáis la justi– cia en la ley. Os habéis apartado de la gracia" (Gál 5, 4). Porque Cristo vino a proclamar no el sacrificio o mortificación, sino el amor y la misericordia (cf. Mt 9, 13 y 12, 7). De este modo, por el amor y la miseri– cordia el hombre se va haciendo cada vez más humano y por ende, imagen y semejanza de Dios, no por yuxtaposición extrínseca sino por transformación interior, obra del Espíritu y la gracia. Es una operación mayéutica, de partera que ayuda a dar a luz 3 • En el documento de la CLAR resulta evi– dente que la formación debe desarrollarse dentro de los parámetros del Evangelio. Las citas podrían cansar. Como ejemplo y resu– men, repito algunas frases: "En la formación, la comunidad forma– tiva conoce y sigue a Jesús. Sus fuentes son el Evangelio..." (n. 170). "Jesús en su historia nos muestra el proyecto de Dios; con su prác– tica lo significa; con su muerte y resurrección demuestra que esa utopía es posible. En El, Dios confirma que ha optado definitivamente por el hombre" (n. 180). "La comunidad for– mativa, sin ingenuidad ni temeridad, sabe que la vida religiosa incluye pasar por lo que pasó Jesús" (n. 181). "Seguir a Jesús en este ca– mino, supone, entre otras cosas, iniciar una lectura de la Biblia, a partir de la óptica de los pobres" (n. 215). En compendio: hay que formar para vivir el Evangelio en la prioridad que se da al hom– bre por encima de toda estructura que lo in– tente minimizar y despersonalizar. Este es nuestro desafío. II. LA NUEVA EVANGELIZACION EXIGE UNA NUEVA FORMACION El Papa nos está pidiendo una nueva Evan– gelización. En Haití, el 9 de marzo de 1983, se dirigió al CELAM para pedir no una re– evangelización (o repetición) sino una evan– gelización nueva. "Nueva en su ardor, en sus métodos, en su expresión" 4 . El ardor parece aludir a la condición subjetiva, pero el desa– fío propiamente se encuentra en el método y en la expresión. La nueva evangelización requiere una nueva metodología que produ-

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