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3. FRANCISCO DE ASIS 3.1 Novedad de Francisco Evitando comparaciones odiosas, hay que afirmar que Francisco aportó una novedad en la vida de la Iglesia después del Monacato. Cuando le instaban a que :asumiera otras Re– glas, respondió tajantemente: "Hermanos míos, Dios me llamó a caminar por la vía de la simplicidad. No quiero que me mencionéis regla alguna, ni la de S. Agustín, ni la de S. Bernardo, ni la de S. Benito. El Señor me dijo que quería hacer de mí un nuevo loco en el mundo, y el Señor no quiso llevarnos por otra sabiduría que ésta" 1 6. El mundo presenta nuevos desafíos. Las Ordenes Monásticas antiguas habían respon– dido del modo adecuado a los tiempos de la sociedad feudal. Pero ahora hacen falta es– tructuras religiosas nuevas. La figura del Men– dicante ya no es la del "Monachus" solitario, sino la del "frater", el hermano que convive horizontalmente, como hodzontalmente con– viven los nuevos ciudadanos de los burgos, en contraposición al verticalismo del señor feu– dal17. Francisco no huye al desierto; quiere que– darse en medio del pueblo, en medio del mun– do, con todo lo que esto significa. Es amor a los hombres y es amor a todo lo creado. Percibió la belleza conferida por Dios a las cosas. Y se propuso la tarea de recrear la hu– manidad y la hermandad, las dos grandes ben– diciones de Dios contrarrestadas por el pe– cado de Adán y el de Caín. Adán deshuma– nizó el inundo y se perdió el Edén; Caín en un ambiente hostil desfraternizó la humani– dad. Ahora Francisco rehará el camino: por la confraternización universal recuperará la hu– manidad y el paraíso. 3.2 El franciscano y el paraíso Francisco tiene un sentido vivo de la creación como obra de vida y amor. En su Regla no bulada compone una oración reco– nociendo esta obra creadora : "Omnipotente, santísimo, altísimo y sumo Dios, Padre santo y justo, Señor rey de cielo y tierra, te damos gracias por ti mismo, pues por tu santa vo– luntad, y por medio de tu único Hijo con el Espíritu Santo, creaste todas las cosas espi– rituales y corporales, y a nosotros, hechos a tu imagen y semejanza, nos colocaste en el pa- 76 raíso (Gén 1, 26 y 2, 15). Y nosotros caímos por nuestra culpa. Y te damos gracias por– que, al igual que nos creaste por tu Hijo, así por el santo amor con que nos amaste, qui– siste que él, verdadero Dios y verdadero hom– bre, naciera de la gloriosa siempre Virgen beatísima Santa María, y quisiste que noso– tros, cautivos, fuéramos redimidos por su cruz, sangre y muerte"lB_ Creación, Redención y Salvación son para Francisco una única historia de amor. "Nin– guna otra cosa deseemos... sino nuestro Crea– dor, Redentor y Salvador" 19 . "Nada, pues, im– pida, nada separe... nosotros todos amemos al Dios eterno, Padre, Hijo y Espíritu Santo, creador de todas las cosas y salvador de to– dos"2º. La otra alusión al Paraíso la encontramos en sus avisos espirituales. Citando al Gén 2, 16-17, menciona el árbol del bien y del mal. La interpretación "sanfranciscana" es profun– da: comer de ese árbol es la apropiación in– debida de lo que Dios le dio. "Come, en efec– to, del árbol de la ciencia del bien el que se apropia para sí su voluntad y se enaltece de lo bueno que el Señor dice o hace en él" 21 . Por esta apropiación lo bueno se hace malo: "lo que comió se convierte en fruto de la cien– cia del mal" 22 . Nótese cómo distingue Francisco. No dice "ciencia del bien y del mal" sino que los se– para para dejar claro que el mal no es original, · sino posterior y producto del hombre en la his– toria. Al principio era sólo lo bueno. Adán comió de la ciencia del bien, apropiándoselo, y así se convirtió en fruto de la ciencia del mal. Por esta razón, Francisco es radical fren – te a la apropiación: "Nada se apropien para sí, ni casa, ni lugar, ni cosa alguna" 23 . Este es el motivo profundo de la pobreza en conexión con la creación y el Paraíso. La apropiación es riqueza y egocentrismo, es la maldición que transforma lo bueno en malo y nos expul– sa del ·paraíso. La riqueza es anti-humana y anti-fraterna. El camino de regreso al Paraíso será la pobreza, que transforma lo malo en bueno, y fundamenta la fraternidad y humanidad. La solidaridad nos hace hermanos, misericordio– sos, humanos. "Esta es la excelencia de la al– tísima pobreza, la que a vosotros, mis queri– dísimos hermanos, os ha constituido en here– deros y reyes del reino de los cielos, os ha hecho pobres en cosas y os ha sublimado en virtudes. Sea ésta vuestra porción, la que con– duce a la tierra de los vivientes" 24 .

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