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EL HOMBRE YLA VIDA Carlos Bazarra, ofm. cap. "El hombre se deshumaniza si se aleja de Dios, del hermano y del mundo. No será más hombre, bus– cando su autonomía contra Dios, ni rechazando al otro, ni abusando despóticamente de las criaturas. Será verdaderamente hombre abriéndose a Dios y al hermano, y dignificando la tierra que le ro– dea. El daño causado a los demás, revierte sobre nosotros mismos. Un ambiente deshumanizado, nos deshumaniza. Lo que lleva a la di– vinización es una genuina huma– nización trascendente". En los cerros y en la periferia, en las fa– velas y en los ranchos, la gente se esfuerza por crear una vida nueva. Las condiciones son infrahumanas. Desde el no-hombre, in– tenta ponerse en pie el hombre. El agua, o no llega o es escasa. La suciedad de las cloacas corre entre las casas de latón. Y los niños se han familiarizado con las cucarachas, con las ratas y con una infinidad de gérmenes pato– lógicos. ¿será una trágica ironía lo del profe– ta lsaías: "El niño de pecho pisará el hoyo de la víbora, y sobre la cueva de la culebra el pequeñuelo colocará su mano" {Is 11, 8)? ¿Es éste el mundo que Dios soñó? ¿El mundo de la contaminación, de la superpo– blación, de la extenuación de los recursos na– turales, de la carrera armamentista, de lama– nipulación genética? Nos vamos a asomar al Paraíso, represen– tación antropomórfica del proyecto divino. La Teología de la creación, desde la realidad latinoamericana, ¿tiene algo que decirnos? 72 ¿Los movimientos ecologistas, como Green– peace, Die Grünen, Amigos de la Tierra, etc. ... están respondiendo a las exigencias del Crea– dor o es un capricho sentimental? Y frente al ecocidio contra la fauna y la flora, y hasta contra la misma población hu– mana, frente a la precipitación ácida que afec– ta los ecosistemas, frente a los desperdicios atómicos, Gtiene el hombre que cruzarse de brazos pasivamente? Los franciscanos también nos pregunta– mos: En este caos, ¿dónde está Dios? ¿Y dón– de tenemos que estar nosotros? No es un pro– blema meramente mundano. Hay un trasfon– do teológico y humano. ¿Qué nos pide Dios en esta crisis ecológica? l. REFERENCIA BIBLICA 1.1 Composición de lugar Primero es la vida; después la reflexión y la escritura. El pueblo israelita ha vivido su historia. "Yavéh dijo a Moisés: Escribe esto en un libro para que sirva de recuerdo" (Ex 17, 14). El Credo de Israel es historia, no metafí– sica: "Eramos esclavos del Faraón en Egipto y Yavéh nos sacó con mano fuerte" (Deut 6, 21). Con gran probabilidad el primer escrito (llamado yavista) se hace durante la segun– da mitad del reinado de Salomón, en el siglo X antes de Cristo 1 . Y el relato de los orígenes refleja la historia de bendiciones y maldicio– nes que el pueblo experimentó en su vida. El proceso de Israel fue un camino desde la liberación a la creación 2 . El dato de par– tida es la liberación. El sustrato es el poder creador de Dios. La fe en la creación es pun– to de llegada. Esto nos explica cómo en esta fe se recogen y reflejan los rasgos de la his– toria. Para el yavista, la historia es un entre– sijo de bendición y maldición. 1.2 Bendiciones y maldiciones La clave para entender el documento ya– vista pueden ser los primeros versículos del capítulo 12 del Génesis: "Te bendeciré... sé tú una bendición. Bendeciré a quienes te ben– digan y maldeciré a quienes te maldigan. Por

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