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El trabajo manual era realizado en los orí– genes en casa o campos de otros. Esta praxis recibió un duro golpe con la bula "Cum se– cundum" del 22 de septiembre de 1220, en que se prohíbe a los frailes andar vagando por una y otra parte. Los he~ma!1os deberían tr~– bajar en adelante en el ambito de la fraterm– dad (en los lugares, eremos o conventos) 27 . Surge así una crisis de trabajo. Mientras para los clérigos crecía más y más el campo de _tra– bajo, para los laicos se hacía m~s escaso, s1ei:i– do así que eran tantos... De ah1 la preferencia por aumentar el número de los que podían servir para el ministerio... b) El apostolado Al principio era el apostolado del ejemplo y de la exhortación evangélica sencilla, posi– ble para todos. "Todos deben predicar con las obras" 2s. Lo importante es el estilo de vida. Pronto aparece un oficio de predicador, concedido a ciertos hermanos por un tiempo. La predicación se convierte en algo tan impor– tante que los predicadores deben ser exall!-i– nados por el Ministro General. Sólo una dis– pensa pontificia posterior traspasará al pro– vincial esta aprobación. La predicación se va convirtiendo, dentro de la fraternidad, en una realidad institucio– nal que crea una dualidad de misión entre los hermanos. "El incremento de la predicación tenía que modificar también la vida material de los her– manos y su modo de presencia, por la dismi– nución paralela del trabajo en casa de otros y por la modificación del habitat. Debía modi– ficar las relaciones de los frailes con el clero secular y necesitar cada vez más la obtención de privilegios" 29 . c) El estudio La evolución de los estudios en la Orden va unida al aumento de clérigos y a las exigen– cias de la predicación. Es capital en la evolu– ción de la Orden. En aquellos años la distinción no estaba marcada tanto entre clérigos y laicos en senti– do canónico, sino entre hermanos instruidos ("sapientes") y hermanos simples ("idiotas"). Entre los primeros estaban los clérigos, en to– dos sus grados, y los laicos instruidos. A todos ellos les estaban abiertas las puertas de la pre– dicación y del gobierno de la Orden. Esta "clase" de los instruidos fue tomando cada vez mayor prevalencia. No estaba inmu- 310 ne de prepotencia y acaparamiento de pues– tos. La preferencia de Francisco era por los hermanos simples 30, mientras que los mayo– res sufrimientos le vinieron de los "sapien– tes"... Francisco quería salvaguardar la mino– ridad... Entre los factores externos a la Orden ha– bría que citar en primer lugar a la misma Igle– sia con su estructura clerical y la falta de una te~logía del laicado. Se concebía a la Iglesia sólo en términos de clérigos, monjes o canó– nigos regulares. No había lugar para los lai – cos... Se les relegaba a tareas domésticas o se prescindía de ellos. Los franciscanos se aco– modaron a las formas de vida religiosa tradi– cionales, lo que acarreó "una niyelación de los legos con los conversos de las ordenes mo– násticas y de los canónigos regulares" 31. 5. LOS HERMANOS LAICOS Y LAS REFORMAS FRANCISCANAS La historia de la Orden ha estado mar– cada por las reformas, sobre todo en los siglos XV y XVI. En ellas los hermanos laicos juga– ron un rol muy importante. Cuando no fueron ellos los iniciadores, tomaron parte y las pro– movieron de una manera determinante. Bas– te citar a: -Angel Clareno, tan discutido; cuyos secua– ces constituyeron una familia autónoma hasta el año 1568 en que fueron incorpo– rados a los observantes; - Paoluccio de Trinci de Foligno, que en el eremitorio de Brogliano (Colfiorito) ini– ció la gran familia de la observancia; -Luis de Fossombrone, que, con su herma– no Rafael, iniciaron la reforma capuchina; -Buenaventura de Barcelona, que inició la última reforma franciscana, llamada "ri– formella". Y lo más importante no es que en el co– mienzo de las reformas toman parte indistin– tamente laicos y clérigos, sino que el género de vida llevado por todos los "reformados" es más propio de laicos que de clérigos: retiro en eremitorios trabajo manual, abstención de un apostolado 'activo... Y lo hacen porque quie– ren volver radicalmente al espíritu del funda– dor... En un segundo momento viene _l~ diver– sificación, cuando optan por un serv1c10 pas– toral en la Iglesia 32 .