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EL SEGUIMIENTO DE CRISTO POBRE EN NUESTRA VIDA RELIGIOSA ACTUAL luan B. Lukin, ofm. cap. La actual paradoja del SER en la vida humana y religiosa Si la pobreza religiosa, hoy, es un signo muy importante, según el Concilio, debemos trabajar sin descanso para saber cuál es su se– creto. t:.11 el mundo existe la gran paradoja de un gran progreso y riqueza de muchos frente a ··muchedumbres inmensas que carecen de lo estrictamente necesario" (Gaudium et Spes, 11 . 63 ). t:.11 la Iglesia, vemos el caso de ser una institución con misión fundamental de reden– ción de los humildes, pero a la vez ligada grandemente con los poderosos de la tierra. Gran escándalo de hoy, según Pío XI, el de haber perdido la Iglesia la clase pobre, la cla– ~L· obrera. Los religiosos estamos especialmente afectados de esta paradoja, haber hecho pro– fesión de vida pobre y humilde, mientras tal vez vivimos con comodidad, suntuosidad y con vagancia. El Concilio nos pide a los religiosos que busquemos nuevas formas de expresar al mun– do este testimonio de pobreza del "SER so– cialmente fraternos" con la parte mayoritaria– mente pobre de la tierra. En qué consisten el ser y el tener El SER es el vaciamiento de poder y se– guridad, forma de riqueza por la que Iuchan lus hombres. El TENER es el no carecer, es disponer de medios cuantitativos, aparte su Jeseo, intenci ón o ambición. Jesucristo encaminó su peregrinar naza– rl'tanu de 30 años por la pobreza del SER más que por la pobreza del no TENER. El sudor de sus manos y el de su padre adoptivo José, les daba para afrontar el cumquibús cotidia– no de subsistencia. Juan Pablo II, en carta a los Padres Capi– tulares de los menores, les concreta que : "Es– ta altísima pobreza... recibe plenitud de signi– ficado solamente SI ES POBREZA REAL– MENTE VIVIDA" no sólo con la AUSENCIA DE RIQUEZAS, sino con el mejor deseo del corazón. La humildad, la libertad y la madurez personal: bases para ser pobres La autoafirmación de nuestra voluntad, la riqueza y plenitud de nosotros mismos o soberbia del espíritu es el mayor enemigo de la total pobreza del SER; su erradicación es el primer fruto de la pobreza . Como dijo Juan Pablo II, la pobreza exige frutos escondidos... y vivir más del silencio que de la propaganda (Juan Pablo II al Cap. Gral. de los Francisca– nos Menores). La plena libertad del espíritu, con despe– go total de preocupaciones personales es otro requisi to imprescindible. A esta liberación "de todo impedimento" y de toda "preocupación y solicitud" nos invita el propio Francisco de Asís, para estar libres en el amor a dama po– breza. A menudo, no somos pobres por falta de madurez personal: hay una abulia vocacional permanente ; hay también un costumbrismo fraterno de actitudes; hay finalmente un con– fusionismo de SER COMO lós otros en el me– dio ambiente en que vivimos y no de SER PA– RA LOS OTROS... Este confusionismo y conformismo puede estar siendo fatal en nuestra identidad, de ca– ra a nosotros y a los hombres, que no ven en nosotros la imagen del Cristo y Francisco po– bres de hoy... Nuestros varios modos de SER y NO SER pobres l. La pobreza del espíritu (SER), sobre la de bienes y cosas (TENER) La pobreza no tiene valor en sí misma, ontológica y antropológicamente hablando, sino en relación al amor del que la escoge y la vive. Por eso Francisco de Asís manda que '"los hermanos no se apropien nada para sí, ni casa, ni lugar, ni cosa alguna". Pero Fran– cisco da más importancia a la pobreza interior 407

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