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diencia al comité formado en Asís para prepa– rar el séptimo centenario del nacimiento de san Francisco. Tuvo un recuerdo emocionado para la ciudad de Francisco y Clara; y mani– festó la confianza que tenía en la intercesión de los dos Santos para el acierto en el gobier– no supremo de la Iglesia. Luego añadió: "Del mismo modo que Dios envió a san Fran– cisco para que pusiera remedio a los males de su tiempo por medio de la Orden Tercera, tenemos la certeza de que, también ahora, es éste el medio más indicado para hacer que el mundo vuelva a la obser– vancia verdadera y sólida del Evangelio... Y quere– mos, en cuanto esté de nuestra parte, hacer que la Orden Tercera se extienda por todas partes y florez– ca en todo el mundo" (Eco Franciscano, vol. IX, p. 107). No perdía ocasión, aun en audiencias par– ticulares, de recomendar la Orden Tercera. La encíclica "Auspicato concessum" La celebración del centenario del naci– miento de san Francisco ofreció a León XIII la ocasión más propicia para rendir tributo sincero y entusiasta a su Santo predilecto. La encíclica lleva la fecha de 17 de septiembre de 1882 y va dirigida al episcopado de la Igle– sia universal. El Papa comienza afirmando su amor per– sonal a san Francisco, y dice: "Nos gloriamos de pertenecer a la familia franciscana". Des– pués de comparar la época de san Francisco con la actual, insiste en la importancia del mensaje franciscano. Y dedica la segunda par– te del documento a la Orden Tercera, que tu– vo su origen en la predicación del Santo. Re– lata el ideal que impulsó los orígenes, éxitos conseguidos en el siglo XIII , personajes emi– nentes que han pertenecido a ella... Termina con una cálida exhortación a todos los cris– tianos a dar su nombre a esta "santa milicia de Cristo". Los obispos, los sacerdotes, deben impulsarla y darla a conocer, "tanto más -aña– de en tono entristecido- que los miembros de la primera y segunda Orden franciscana están pasando por una situación grave: iojalá vuelvan a florecer con nueva vitalidad!". En realidad, franciscanos, conventuales y capu– chinos, estaban ya entrando en plena restau– ración, superada la enorme tragedia de las su– presiones liberales. Idénticos conceptos y deseos aparecen en otras intervenciones del pontífice durante ese año, en especial en la carta dirigida a los obis– pos reunidos en Asís para las celebraciones centenarias. 50 Puede decirse que la constitución apostó– lica Misericors Dei Filius de 30 de mayo de 1883, es el fruto maduro de la reflexión per– sonal de León XIII durante el año centenario y de su empeño por encuadrar en el francis– canismo seglar a todos los cristianos de bue– na voluntad. "He querido que sea como mi testamento de homenaje a san Francisco, dan– do así un testimonio de mi devoción a él, con la esperanza de merecer su protección en vida y su defensa ante el tribunal de Cristo", dijo el 7 de julio de ese mismo año a los superio– res generales de las cuatro familias francisca– nas. Y siguió hablando de la Orden Tercera aun en algunas de sus más notables encícli– cas, como en la Humanum genus contra la masonería (20 abril 1884) y en la del 22 de di– ciembre de 1885 promulgando un jubileo ex– traordinario, que comenzaba con las palábras Quod auctoritate. Al cumplirse los 25 años del alistamiento del papa en la Orden Tercera, todos los ter– ciarios del mundo le hicieron llegar el home– naje de su adhesión y de su gozo; fue la oca– sión de comprobar el efecto de la campaña llevada a cabo por él desde lo alto de la cáte– dra romana. En el breve agradecimiento del 21 de junio de 1897 se expresó en estos tér– minos : "Entre las cosas en que, apenas comenzado nuestro pontificado, pusimos mayor empeño una fue la de propagar lo más posible la institución de los terciarios franciscanos mediante elogios, exhor– taciones y cartas especiales. Nos es timulaba el éxi– to abundante y feliz logrado por el santísimo hom– bre Francisco, por medio de tal institu ción, en la reforma 1e costumbres y en la restauración de la piedad... . No terminaríamos si hubiéramos de enu– merar la multitud de intervenciones de León XIII en favor de la Orden Tercera, secular por naturaleza, como él mismo la definía, es– pecialmente con ocasión del gran congreso internacional celebrado en Roma el año 1900. Afecto de León XIII a toda la familia franciscana Si es cierto que la Orden Tercera se lle– vó, con mucho, las preferencias, no dejó de manifestar su aprecio en diversas ocasiones a los religiosos y religiosas de las demás insti– tuciones franciscanas. Estas sintieron muy de cerca su asistencia en los años delicados y na– da fáciles de la restauración. Basta leer sus alocuciones con ocasión de los capítulos ge-

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