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"MISERICORS DEI FILIUS" 1883-1983 LEON XIII, EL PAPA QUE CREYO Y ESPERO EN EL FRANCISCANISMO Lázaro Iriarte, OFM Cap. "Mi amor y mi admiración por san Fran– cisco data de mis más tiernos años", afirmó en más de una ocasión siendo papa. La fami– lia Pecci, en efecto, se distinguía por la devo– ción al seráfico Padre y el interés por todo lo franciscano. Invocaba como protector a san Luis de Anjou, obispo, y estaba muy relacio– nada con el convento de franciscanos refor– mados de Carpineto Romano. Elegido obispo de Perusa, capital de Um– bría, la tierra de san Francisco, monseñor Pec– ci quiso, antes de tomar posesión de la sede, ir en peregrinación a los lugares franciscanos. El 20 de diciembre de 1871, ya cardenal, diri– gió a sus diocesanos una carta pastoral sobre la Orden Tercera, exhortando vivamente al clero y a los fieles a extenderla y a formar en sus filas. Al año siguiente, el 30 de mayo de 1872, después de quince días de retiro espiritual co– mo preparación, ceñía el cordón franciscano en el convento de Monte Ripido, cerca de Pe– rusa. Fue una decisión madurada en coloquios prolongados con el capuchino padre Antoni– no de Reschio sobre la importancia y la mi– sión del franciscanismo seglar en los tiempos modernos. Inmediatamente, para impregnarse del es– píritu del Poverello, se retiró por doce días en el monte Alvernia. Repitió en otras ocasiones sus visitas al monte de la Estigmatización y cada año acudía a santa María de los Ange– les para lucrar la indulgencia de la Porciún– cula. El 26 de noviembre de 1875, al ser nom– brado por Pío IX Protector de la Congrega– ción de terciarios de Asís, hizo a éstos una no– table alocución sobre el espíritu de san Fran- cisco. Y un mes más tarde, como mensaje de Navidad, dirigía una segunda pastoral a la dió– cesis sobre la Orden Tercera, presentándola como el fermento evangélico más eficaz en medio de la sociedad. Quería verla erigida en todas las parroquias. Al dirigirse a Roma para ocupar el cargo de Camarlengo, visitó por última vez la Por– ciúncula. El 20 de febrero de 1878 el cardenal Pecci ascendía al solio pontificio con el noma bre de León XIII. "Esta es mi reforma social" León XIII ha pasado a la historia como el pontífice de amplia mirada, realista y serena, sobre la realidad de aquella sociedad del últi– mo cuarto de siglo XIX, políticamente orien– tada según el modelo liberal, socialmente sa– cudida por la marea socialista, culturalmente laica cuando no antirreligiosa. En el curso de los 25 años de su pontificado fue lanzando una tras otra encíclicas audaces sobre cada uno de los aspectos que de una u otra forma reclama– ban la atención de la Iglesia en su misión pas– toral, tomada ésta en su concepto más amplio: cohesión doctrinal interna bajo la guía de san– to Tomás ; matrimonio y familia; peligro socia– lista; masonería; constitución cristiana del es– tado, deberes políticos de los ciudadanos, con– dición de los obreros... Pocas veces un papa ha tenido una conciencia tan profunda de la responsabilidad de la Iglesia como guía de los pueblos. Ahora bien, en medio del clima de pesi– mismo que pesa sobre la redacción de la ma– yor parte de esos documentos, emerge siem– pre la esperanza del hombre de fe , del hom– bre que cree en la vitalidad permanente del Evangelio y de los recursos espirituales de la Iglesia. En la mayor parte de sus intervencio– nes sobre san Francisco, antes y después de su elevación al pontificado, establece el para– lelismo entre la época del Poverello y la épo– ca moderna. Y manifiesta su firme convicción de que, así como Francisco despertó entonces una nueva primavera evangélica, también aho– ra el espíritu franciscano puede devolver eI sentido cristiano a la vida familiar y social. "Cuando yo hablo de reforma social, tengo en la mente de modo especial a la Orden Terce– ra", dijo en una audiencia concedida al minis– tro general de los franciscanos y a su defini– torio (junio 1881). El 29 de marzo de 1878, apenas pasado un mes desde su coronación, recibió en au- 49

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