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-tomar conciencia de que nuestra vida es un servicio al hombre, y concretamente al pueblo latinoamericano; - lograr una capacidad de lectura de la realidad con una conciencia crítica que per– mita una más amplia inserción en medios po– pulares; -crear un equipo de Justicia y Paz a ni – vel lati noamericano, de carácter interobedien– cial; -recuperar los valores contemplativos de nuestra vida, y una mística franciscana o el sentido de nuestra opción como hermanos menores ; -consolidar las instancias de actividad animadora, de diálogo y convocatoria en or– den a la formación permanente, a la creación de fuentes de dinamismo; - intensificar el intercambio y la comuni– cación desde los Centros existentes u otras instancias de animación y difusión, instru– mentando medios eficaces para acceder a los centros de decisión y a las bases; -establecer alguna forma de vinculación y comunicación entre los hermanos y las fra– ternidades que ya están presentes en medios populares ; -desde proyectos alternativos de diver– so carácter -teniendo presente la realidad actual de la Familia Franciscana-, acompa– ñar al pueblo latinoamericano con nuestra propia manera de ser y nuestro espíritu: ani – mación de colegios, movimiento ecológico, or– ganizaciones populares, comun idades eclesia– les de base, misiones entre el pueblo, etc. Los franciscanos y Centroamérica Abraham Soria, teólogo y centroamerica– no , y muy próximo a lo franciscano, abre su ponencia afirmando que la dimensión teológi – ca surgida de Medellín y Puebla y las opcio– nes pastorales más prometedoras van en la línea del espíritu de Francisco de Asís. Desde una experiencia original de Dios, Francisco tiene conciencia de ser enviado pa– ra testimoniar con su forma de vida pobre la conversión al Evangelio por el amor efectivo a los pobres. Esto es lo que define su pro– yecto de vida, que se concreta en el segui– miento de Cristo y en el marco de la Iglesia, no al margen de ella, como otros reforma– dores de su tiempo. 8 El Reino de Dios se construye en la historia A su vez, el proyecto de Jesús se centra en la predicación del Reino de Dios y del Dios del Reino, que en la medida que se concreta históricamente, está destinado a manifestarlo y revelarlo como Padre; la conversión al Reino exige del hombre ser orientado no solo verti– calmente, como hijo de Dios, sino también horizontalmente, como prójimo de los hom– bres. Jesús anuncia el Reino con gestos con– cretos en favor de los pobres, y denuncia el pecado de los hombres como la presencia del anti-Reino. Más que un acto contra Dios, el pecado es una actitud de oposición al Reino. Por eso, Jesús no anatemiza a las personas sino a las instituciones o colectividades con– cretas (fariseos, letrados, ricos) , cuyo egoísmo y mal uso del poder social son la expresión del anti-Reino. Estas precisiones teológicas, afirma Abra– ham Soria, están incorporadas a nuestro pen– samiento, pero el problema es siempre cómo "hacerlas carne" en un proyecto histórico de– terminado, cómo descubrir aquí y ahora la presencia o ausencia del Reino. Corremos el riesgo de acentuar más el "to– davía no" que el "ya" del Reino mantenién– donos "neutrales" o refugiándonos en una pretendida "apoliticidad" que esconde un in– tento subconsciente de "restauración", y que en el fondo no es otra cosa que falta de fe en el Señor de la historia. Nosotros, los franciscanos, deberíamos preguntarnos ahora más que nadie a qué pro– yecto estamos sirviendo, cuál es la conversión que predicamos, el pecado que denunciamos, cómo concretizamos nuestro proyecto de "se– guir las huellas y doctrina de nuestro Señor Jesucristo" (lR 1). Situación actual de la Iglesia centroamericana Abraham Soria centra su análisis de la realidad centroamericana partiendo de la ac– titud de la Iglesia dentro de la misma. Y ha– bla de dos escándalos: la injusticia social y el papel histórico de la Iglesia. Territorios lo su– ficientemente ricos como para mantener a 20 millones de habitantes, están, sin embargo, su– midos en la pobreza, cuya causa no es otra que la explotación de la zona por parte de mino– rías oligárquicas apoyadas desde el exterior, y
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