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142 potencias de este mundo. Si la historia se repite siempre, es sobre todo en la pers– pectiva de una teología de la cruz bien entendida, es decir, en una perspectiva bíblica y evangélica. Leonardo Boff reflexiona en este número de "Cuadernos Franciscanos" sobre la nueva evangelización en esa perspectiva franciscana y solidaria, en procura tanto de una inculturación efectiva como de una encarnación en los distintos, y en algunos nuevos espacios de marginalidad, capaces de rescatar la utopía origi– naria del franciscanismo. Y también lo hace el nuevo Ministro General fr. Hermann Schalück, ofm., pro– piciando una estrategia de pequeños pasos, a partir de una lectura lúcida y sin prejuicios de clase de los signos de nuestro tiempo en toda su enorme complejidad, una lectura "penitencial", por cierto, ya que exige una verdadera "metanoia". El mismo Leonardo Boff invita también en este número de "Cuadernos" a vi– vir un "cristianismo verdaderamente católico, es decir, abierto a la universalidad de la experiencia humana y asimilable por cualquier cultura", justamente ahora que los fundamentalismos están recuperando terreno en todos los campos y que el espíritu ecuménico tiene más bien mala prensa al interior de la Iglesia. Lo que supone superar cualquier forma de sectarismo, o relativizar los propios valores recibidos en cuanto demasiado marcados todavía por una determinada cultura (la occidental, identificada como cristiana). Tal vez el Espíritu, que "sopla donde quiere, y no sabemos de dónde viene y a dónde va" (cf Jn 38), nos esté impulsando ahora más que en el pasado a encarar el futuro -"la forma de ser de Dios", en expresión de Pannenberg-, con un nuevo espíritu de audacia, que no excluya el riesgo, sino que lo busque como condición indispensable de fecundidad. Si "hay que conceder a lo nuevo una oportunidad histórica" (M. Fraijó: '1esús y los marginados", p. 105), ¿no es esto especialmente válido para el tiempo en que vivimos? En la concreta realidad latinoamericana, y en la proximidad de la celebración de la IV Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, encarado, como es sabido, de una manera abiertamente piramidal y jerárquica, ¿no estamos lla– mados también por el Espíritu a vivir y promover un cristianismo comunitario desde las bases, como instancia privilegiada para este tiempo, de encuentro, de libertad y solidaridad? El lector encontrará en las páginas de esta entrega de la revista no pocos plan– teamientos que lo inquietarán saludablemente. Así lo esperamos. Camilo E. Luquin
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