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432 JULIO MICÓ parte de la población, y no digamos del campo, era demasiado mísera para poder ser «menor». La minoridad franciscana, por tanto, tiene una raíz «cultural» que la remite a un contexto mucho más amplio que el de la situación sociopolítica de Asís o el mismo modelo evangé– lico de «la pequeñez». Estas dos realidades, aunque aportan significado a la expresión «minoridad», no agotan su contenido simbólico cultural, que va mucho más allá. II. FRANCISCO, MENOR Y SIERVO El sentido generalizado del término «menor», en cuanto estaba en el ambiente su significación de relativo --el que está por debajo--, es el que predispuso a Francisco para que pudiera captar el verdadero sentido evangélico de la minoridad. Esta actitud menor, tan funda– mental como compleja, representa el núcleo del Evangelio. De ahí que Jesús lo asumiera en su misión de anunciador de la Buena Noticia y lo considerara imprescindible para los que habían optado por la nueva dinámica del Reino. l. Sr NO OS HACÉIS COMO NIÑOS ... La minoridad o «la pequeñez» viene propuesta por Mateo como un valor sin el cual es imposible entrar en el Reino. El cambio exigido para ser capaces de escuchar y comprender la Buena Noticia pasa por hacerse pequeño como el niño propuesto por Jesús (Mt 18, 2-3). Pero en este ejemplo no todos «los pequeños» son iguales, sino que admiten grados. a) En primer lugar están los pequeños, los menores, esto es, aquellos que ni son ni tienen nada, como el niño que ,Jesús pone como ejemplo. Son, en general, los pobres; todos los hombres y mujeres aplastados por la necesidad material; los marginados por la imposi– ción social; los arrojados fuera de los ámbitos de encuentro entre los hombres. Los últimos en la jerarquía social, los perdidos y aplastados de la vida, los leprosos, los hambrientos, los que nada pueden con sus fuerzas, son los primeros desde el punto de vista de las Bienaventu– ranzas. Desde el misterio de Jesús que se rebaja hasta hacerse uno de nosotros, ellos son los privilegiados, los verdaderos menores y, como tales, los capaces de entrar en el Reino. Francisco era consciente de que no pertenecía a esta clase de «menores», pero que eran el ejemplo

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