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50 FIDEL A!ZI'URÚA OONAZAR, OFMCAP Vamos a aprestarnos a «leer» el icono del abrazo con el leproso, 14 a mirarlo contemplativamente, ahondadamente, reflexivamente, percibiendo las mu– chas derivaciones posibles y la riqueza que encierra esa escena para la com– prensión del hecho social desde una perspectiva franciscana. Mirar iconos requiere una actitud personal abierta, receptiva, deslumbrada, agradecida. Si la mirada es rutinaria y sin capacidad de asombro, el icono se oscurece. 1. Los VIEJOS ICONOS ¿Cómo miran los primitivos biógrafos al icono del abrazo con el leproso? ¿Qué ha supuesto para ellos este episodio decisivo de la vida de Francisco? l. Las primitivas biografías Prácticamente todas ellas reflejan y escriben la escena en parámetros simi– lares. Ello indica que este asunto fue decisivo para la persona de Francisco y así quedó consignado desde el principio. 15 Las descripciones tienen como deno– minador común todo lo relativo a acciones físicas: acercarse, vivir con, servir, tocar, lavar y, sobre todo, besar. 16 El tema del beso al leproso parece ser para los escritores, con toda lógica, la muestra inequívoca de la relación vital de Fran– cisco con el mundo de los leprosos. 17 La verdad de esta relación se consuma en el mundo de lo físico, en la corporalidad, en la herida curada. En esto son unánimes. Posteriormente, cuando los textos ceden al proceso de espiritualización propio de las leyendas medíevales, las consecuencias de un estilo de conversión tal quedan descritas como victorias ascéticas 1 ~ o incluso espirituales, como acciones que en el fondo se hacen al mismo Cristo. 19 Pero cuando los autores medievales indagan sobre el porqué de esta actih1d de Francisco con los leprosos, creemos que ahí se quedan cortos. Apelan al necesario vencimiento de sí mismo, como caballero de Cristo que se preten- 14 En la tradición pictórica de los iconos no se dice tanto pintar cuanto «escribir» un icono, ya que éstos son «libro» de fe, como el mismo Evangelio. 15 Ver 1 C 17; 2 C 9; LM 1, 5; 2, 6; TC 11; Flor 24. 16 El tema de la limosna, también presente, creemos que pasa en la escena a un segundo plano. 17 En LM 2, 6 se dice que «extraía el pus», nota de gran realismo. 18 1 C 17: «Desde ese momento comenzó a tenerse más y más en menos, hasta que por la misericordia del Redentor 1 consiguió la total victoria sobre sí mismo.» 1 Y 2 C 9: «Volvió a montar a caballo, miró luego a uno y otro lado 1 y, auque era aquel campo abierto sin estorbos a la vista, ya no vio al leproso.»

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