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«Y LOS TRATÍi CON MISERICORDIA» 61 3. ¿Dónde encontrar identidad? T. Radcliffe, antiguo superior general de los dominicos, dice que la identi– dad de la vida religiosa consiste en «dar una idea que impresione sobre lo que es el destino del ser humano». 53 Creemos que eso es justamente lo que ha entrevisto Francisco en el abrazo al leproso. Cuando los franciscanos/ as hace– mos la pregunta por la identidad la hacemos desde componentes históricos y carismáticos. Quizá nos vendría bien el hacerlo desde perspectivas sociales. Es entonces cuando las pobrezas pueden convertirse en criterio hermenéutico para interpretar nuestra existencia franciscana, en causa de unidad ante las dispersiones en las que se mueven nuestros grupos religiosos, en posibilidad de una oferta realmente alternativa y que sea entendida como tal. Es así como no solamente terminaremos por encontrar la identidad sino que saldrá refor– zada y recontextualizada en un mundo como el nuestro. 54 CONCLUSIÓN El icono del beso al leproso nos habla de la «extrema amargura» en la que vive la sociedad de hoy, de todas las asperezas y de las innumerables heridas que los humanos nos hacemos a nosotros mismos e incluso a la creación. Asumir esas heridas, andar esos duros caminos, es prueba de fraternidad. No se puede construir una espiritualidad franciscana angelical, desvinculada del sesgo dramático que, con frecuencia, toman los acontecimientos en nuestra cultura. También nos dice el icono que lo amargo se convirtió en «dulzura», en gozo compartido, en regocijo común. Es preciso conectar con la cultura en sus lados lúdicos, celebrativos, aquellos en los que la persona da la verdadera medida de su talla. Porque, efectivamente, es al gozo a lo que está destinada la vida y así habría de hacerlo ver el franciscano/a. En esa dialéctica amargura-gozo es donde, según el icono del leproso, es preciso verter la «misericordia», poner al pobre (miser) en el lugar del corazón (cordia). Yhoy la misericordia tiene el rostro de la justicia y de la dignidad. Esa es la senda que indica el icono. 53 T. RADCUFFE, El manantial de la esperanza, Ed. San Esteban, Salamanca 1998, p. 68. 54 Cf. J.I. GONLÁLFZ FAus, «"Nuestros señores los pobres". El Espíritu de Dios, maestro de la opción por los pobres», en Frontera Hegian, 16, Vitoria 1996.

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