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56 FIDEL AIZPURÚA DONAZAR, OFMCAP 4. UNA LECTURA SOCIAL Esta contemplación, mirada ahondada, del «icono» del abrazo al leproso posibilita múltiples referencias al hecho social desde la opción franciscana. Permítasenos destacar cuatro que consideramos importantes: l. ¿ Llamada de Dios o llamada de la persona? Siempre hemos dicho que todas las vocaciones son suscitadas por Dios. Dios llama, ésa es la íntima convicción de quien entra por el camino evangéli– co. Sin embargo, analizando tanto los textos de la Escritura 42 como la misma realidad, se entrevé otro camino interesante: es cierto que la visión cristiana de la vida sostiene que Dios siempre está detrás de todo, pero en realidad, es la persona quien llama a otra persona. Deriva esta percepción de la certeza de que los valores evangélicos (la fraternidad, la paz, la libertad, la entrega, el amor, el acompañamiento a los débiles, la generosidad, la trascendencia, etc.) son anhelos básicos del hecho humano. La humanidad entonces, delega a ciertas personas para que mantengan vivos estos valores y para que los vivan, siquiera inicialmente, demostrando así que es el horizonte al que está llamada la vida: «Lo que parece suceder es lo siguiente: nosotros, las personas huma– nas, convocamos a algunos miembros de nuestra especie y los empujamos hacia el umbral marginal donde les invitamos a vivir más profundamente en interés nuestro (no en su propio interés) esos valores profundos que todos admiramos y apreciamos de forma innata.» 43 Algo de eso ocurre en Francisco: es el leproso, el lado herido de la vida, quien realmente le llama, porque «la llamada a la liminaridad es más del pueblo que del mismo interior de la persona». 44 Desde ahí él mismo se siente integrado en la llamada, no como un «mesías» que ha de solucionar el problema sino como un hermano que com– parte similar camino. Solamente así, un «sanador herido», podrá hacer obra de curación en los demás, porque se cura desde la experiencia de la propia sanación. Si esto es tal como decimos, las consecuencias para el hecho social son decisivas: en primer lugar, no solamente no se perdería la conexión con la vida 42 Ver, a modo de ejemplo, F. ArzPURúA DoNAZAR, «Moisés», en Vida Nueva, 22 de marzo de 2003, pp. 24-25. 43 D. O'MuRCHU, Rehacer la vida religiosa. Una mirada abierta al futuro, Ed P. Claretianas, Madrid 2001, p. 53. 44 Ibid., p. 54.

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