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CONSEJOS A ISABEL LA CATÓLICA EN UN DEBATE CON SIXTO IV (1479-1484) 233 SALMANTICENSIS 69 (2022) El memorial quería ser un parecer o punto de vista, sin ninguna calificación teológica ni jurídica. El autor emplea y pone por delante un detalle de modestia personal, sometiendo su criterio no solo al de la Reina, sino al de sus altos asesores profesionales, capaces en la materia. Después de esta entrada y sin ninguna relación de hechos, comienza el memorial con una profunda alusión espiritual, proponiendo a la Reina realizar este negocio con la intención puesta en nuestro Señor y ofreciéndolo a la gloria, servicio y honra suya. El pasaje merece y tiene varias notables lecturas desde la ascética general cristiana, hasta el lema ignaciano “ad maiorem Dei gloriam” y de la aplicación del mismo a la vida espiritual de la reina Isabel por su asesor religioso. Como tal, propone a la Reina dar al problema un tratamiento religioso, como a toda elevada acción de un cristiano creyente y espiritual. 3. Visión sobre la curia y silla apostólica Después de esta mínima introducción, el memorial ofrece una extensa visión doctrinal sobre el papel del Pontificado en la Iglesia y en la sociedad. Sin perderse en pura teoría teológica, prefiere ponderar las exigencias morales del pontificado y las deficiencias del gobierno de Sixto IV. El Pontífice y la curia no debían permitir cosas injustas, sino por el contrario tenían que enderezar, ordenar, unir, inducir a concordia, oponerse a los discordantes y gobernarlos por temor y necesidad. Debía crear la paz, como Jesús, quien solo por dar paz al mundo a él quiso venir “matando las enemistades y sufriendo los golpes” como amigable com- ponedor. En especial, el Papa debía regir y gobernar: Se decía y afirmaba por todos que Sixto IV no era regidor, sino que regían sus adjuntos, sus nepotes y otros, con fines interesados. En tal caso se podía hacer resistencia al soberano y mayor, cuanto más a sus adjuntos Sin más teoría, recurre a un profetismo beligerante. Predice “una catástrofe universal, una grande y dolorosa caída y una enfermedad incurable de toda la cristiandad”. Defendía el memorial que era válida la denuncia de los Reyes, al oponerse a la curia romana y el autor no solo les exculpa por ello, sino que “syn dubda a Dios hará muy mayor seruiçio y a ellos singular benefiçio que si dexándoles yr tras sus deseos, les dexe caher en enfermedad incurable, non solo a ellos mas al cuerpo todo y cabeça de la Iglesia universal”.

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