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708 Villalmonte Digamos, en primer término, que el antropocentrismo antes des– crito, con sus rasgos de radicalidad, universalidad, fuerza impregna– dora de la sociedad y de la cultura, con su agresividad frente a Dios y al hecho religioso en general, no ha aparecido sino dentro de nues– tra cultura occidental de base y urdimbre vital cristiana. Al menos no en forma tan relevante y agresiva. Podemos calificarlo, a nivel psicológico-sociológico como una «herejía», una manifestación aguda de la « heterodoxía » que comienza en la gran Iglesia y se va margi– nando progresivamente de ella. Más aun, varios pensadores humanistas presentan su mentalidad radicalmente humanista y atea, como conse– cuencia la más connatural y sincera de la anterior profesión cris– tiana por parte de la sociedad occidental. Se consideran « teólogos poscristianos » ,en el sentido más positivo y acogedor de la palabra: los más legítimos poseedores y disfrutadores de la mejor herencia cristiana. No tienen inconveniente en decirse ateos en nombre de Dios. Nominalmente en nombre de J.esús de Nazaret el fundador del cristianismo 7 • Sin entrar en ulterior comentario recordamos algunas de las posturas mentales provocadoras del antropocentrismo radical. Según varios de sus más eximios y dialogantes propugnadores del antro– pocentrismo, el fenómeno habría surgido por endogénesis dentro del propio cristianismo. Este parece llevaría dentro de sí fuerzas « de– moníacas » que lo impulsaban hacia el ateísmo en nombre de Dios. Nada ·ext:mño, si se piensa que toda realización finita, humana de lo divino deja sin cubrir una zona oscura, de negatividad donde se refugia el misterio de iniquidad, los poderes del caos originario nunca del todo vencidos mientras dura la historia. L. Feuerbach se presenta a sí mismo como continuador el más consecuente del giro o inversión antropocéntrica que Lutero, en nombre del más puro cristianismo, habría impuesto a la teología cristiana 8 • 7 En esta dirección encontramos la conocida frase de E. BLOCH « sólo un ateo puede ser buen cristiano: sólo un buen cristiano puede ser buen ateo »; desarrollado en su obra Atheismus im Christentum. Zur Religion des Exodus und des Reiches, Gütersloh 1972. Tambien E. BLOCH, Religion in Erbe. Bine Auswahl aus seinem religionsphilosophischen Schriftten, München - Hamburg 1966, Ver al respecto C.H. RATSCHOW, Atheismus im Christentum. Bine Ausei– nanderset¡,;ung mit E. Bloch, Gütersloh 1972. • A lo largo de su obra sobre La esencia del Cristianismo L. Feuerbach sostiene la tesis de que el cristianismo lleva connaturalmente desde un ensoñado teocentrismo hasta la «religión» más genuinamente antropocéntrica; ya que en su forma luterana - la más conocida por Feuerbach -, Dios es aceptado y

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