BCCCAP00000000000000000001536

754 Villalmonte se acepta el símbolo del Sábado corno el término verdadero y eter– no del paso del hombre por la vida, habrá que aceptarse que la rea– lización de la vida humana no es pensable sin la presencia de la jovia– lidad y convivencialidad de Dios. Con la sencillez de su lenguaje esto sería lo que querría decirnos el NT cuando las relaciones del hombre con Dios las expresa bajo el símbolo de un « banquete de bodas » la Gran Cena a la cual el Padre de familia invita a todos. Con ello se aleja la imagen del Dios « necesario-útil cifra de interés supremo ». Estas expresiones pudieran ser poco convincentes y, en última ins– tancia hasta humillantes para el hombre. Pero no lo es la figura de alguien que comparte la alegría de una fiesta 53 • La hipótesis de que el humanismo radical de nuestra época sea un producto endógeno del cristianismo podría aceptarse corno un camino para explicar muchas de sus características. De todas formas, sí conviene reflexionar sobre los motivos o « pretextos » que el cris– tianismo pudo ofrecer para fomentar esta situación. Tal vez podría servir esta consideración. Se comenzó subrayando excesivamente la vertiente soteriológica del Mensaje evangélico, dejando en luz in– suficiente la dimensión latréutica, glorificatoria, del mismo que es la primordial. Con ello se favorecía la tendencia antropocéntrica; se iba deslizando la religiosidad desde una actitud básica de gene– rosidad, libertad, hacia el interés y la utilidad del hombre. Primero se· pensaba, sin duda en el interés espiritual: en el famoso negocio de la salvación del alma. Pero el peso mismo de la humanidad llevó a fijarse en la dimensión terrenal del hombre. Nace la figura de Dios corno « cifra del supremo interés del hombre ». En forma menos fuerte, pero real, se condescendía con un refinado egoismo humano al proponer - apologistas y fundamentalistas - el Mensaje como res– pondiendo a necesidades básicas del hombre. Parece que ahora habría que desandar en parte el camino y rea– lizar un ejercicio de corrección de ruta. &evitalizar la dimensión teo• céntrica, latréutica, glorificatoria del Mensaje, de la figura de Dios y del hombre que entra en relación con El. Cierto, que siempre se cumple el dicho de Ireneo, de que la Gloria de Dios envuelve al hom- 53 Para apreciac1on de la « fiesta » como categoría humana y teológica ver el buen resumen y bibliografía básica en J. ALl>AZABAL, Fiesta, en C. Fr.ORISTAN - J.J. TAMAYO {dirs.) Conceptos fundamentales de pastoral, Madrid 1983, 399-409.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz