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752 Villalmonte por su índole de amor liberal y generoso es también creadora. De nuevo el fenómeno humano del amor y la amistad profunda nos ayuda a comprender. La presencia e influencia de un gran amor en la vida se estima como el máximo enriquecimiento, como una liberación de las me,jores energías personales. Entre la autonomía y la heterono– mía, hay que hablar de « Teonomía » por la que Dios interviene en la vida humana. Pero, al hacerlo a impulso de un amor de liberalidad y de generosidad, no inhibe ni anula la libertad del hombre, sino que la crea. Bajo el impulso y la memoria de la praxis de Jesús y del Padre celestial las relaciones interhumanas, bajo todos aspectos y todos los niveles han de estar determinadas por las relaciones de la religión de la generosidad, llevada hasta regular las relaciones interhumanas. El humanismo de todos los tiempos ha cultivado la utopía de la fraternidad universal en la que ni el interés ni la utilidad podrían tener cabida, sino la espontaneidad y convivencialidad de la amistad y el amor. El Evangelio, al revelar a Dios como amor de liberalidad y pedir al hombre la respuesta del amor sobre todas las cosas ha revelado las posibilidades recónditas de generosidad existentes en el corazón del hombre. Duns Escoto, para mostrar la posibilidad de que un ser humano ame con amor de generosidad acude a un hecho de experiencia humana: el comportamiento del ciudadano valiente - fortis politicus - que se entrega a la muerte por un bien universal que desborda y contradice el amor interesado, amor a sí proprio 50 • Existen, por tanto, en el ser humano reservas de generosidad miste– riosas y escondidas que hay que revelar. A ellas apela el precepto di– vino del amor de caridad. E. Bloch menciona la generosidad del « héroe revolucionario» que se entrega con todo altruismo al bien de la humanidad, hasta donarle su vida. Un tipo de hombre superior incluso al mártir cristiano, ya que éste muere por amor a la recom– pensa celeste; mientras que el héroe revolucionario muere en total desprendimiento de propio bien y personal triunfo. En un libro de hace unos años Dios era propuesto al hombre de hoy como gratuito pero no superfluo 51 • Con ello quiere superarse la 'º Ord. III, d. 27, q. un. n. 15; cd. Vives XV 367b. Ver el comentario de F. GUIMET, citado en nt. 48. 51 J.M. GoNZALEZ Rmz, Dios es gratuito, pero no superfluo, Madrid 1970.

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