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La misión de nuestra ciencia es ir desvelando esas ideas, encarnadas por Dios en las cosas. Nos hallamos en este final de nuestras reflexiones ante una deslum– brante metafísica de la luz. No en el sentido medieval del problema sino en el sentido eterno, hecho fórmula metafísica en la expresión: « Omne ens est verum ». Todo ser se abre y se manifiesta a la inteligencia. Pero no por– que sí - nudum factum - sino porque su estructura no está presidida por el absurdo sino por el Lagos eterno. Este ha hecho su mansión hasta en la última brizna que nos roza cuando vamos de camino. CONCLUSIÓN. En nuestra reflexión sobre la verdad metafísica en Santo Tomás nos ha salido al paso la filosofía de Heidegger. No hemos celado nuestra re– pulsa sustancial a la misma. Ello no resta mérito a sus grandes aciertos. Uno de los más meritorios, la conciencia aguda que ha tomado Heidegger del nihilismo. A él va abocada nuestra civilización occidental por el predo– minio de una filosofía abstraccionista. Sin contacto con la realidad viva, con el ser. Ya en su obra capital sobre Nietzsche pone muy en claro este peligro. Este peligro es el tema central de su libro: Der europaische Nihilismus :IJ_ El maquinismo, la automación, la tecnocracia, son los efectos salientes e inci– sivos del mismo. Heidegger no se limita a constatar esta falsa ruta del pensar humano. Busca la senda recta que pudiera salvar nuestro porvenir. El pensamiento occidental caminó algún tiempo por ella. Pero la perdió muy presto. De aquí el lema que repite como estribillo en Identitat und Differenz: « Schritt zurück » 51 • Pide Heidegger una vuelta atrás. Y tan atrás quiere llevar la vuelta que cree necesario orillar toda la metafísica occidental a partir de Platón y volver a los primeros pensadores grigos, a los presocráticos, quie– nes abrieron una ruta mental que nunca debió ser abandonada. Heidegger repudia, sobre todo, la dirección onto-teológica, iniciada por Platón y cuya cima en un clima ascensional es, sq,rún su opinión, la filosofía de Hegel. Sería muy prolijo al final de este estudio examinar despaciosamente esta actitud de Heidegger. Baste subrayar de nuevo que en la infatigable búsqueda del fundamento para el ser, la metafísica heideggeriana lo ha dejado sin fundamento. Es, por lo mismo, una metafísica desfondada. Según esta metafísica el ser debe aceptarse como nudum factum, sin justificación alguna. Como hay que aceptar igualmente sin justificación la capacidad que tiene el ser de desvelarse ante la inteligencia humana. Esta debe montar guardia, según Heidegger, para percibirle en su caminar escondido, pues al :>1 Der europiiísche Nibilismus, Pfullingen, 1967. 51 Acotamos uno de los pasajes más significativos, p. 47: « Woher stammt die onto– theologische Wesensverfassung der Metaphysik? Die so gestellte Frage übernehmen, heisst jedoch, den Schritt zurüch vollzíehen. 607

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