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Nos parece oir en estas palabras un anticipo del lenguaje de algunos sabios de hoy. Max Planck nos habla de una armonía cósmica que el sabio no crea sino que descubre. El ideal de los grandes sabios es, por lo mismo, llegar a reflejar en su mente la gran armonía cósmica por medio de fórmulas matemáticas que enuncian las admirables leyes del universo 48 • Pensamos que Tomás de Aquino preanuncia estas conquistas de la ciencia con su doctrina de la verdad metafísica. Lamentablemente la historia se trueca muchas veces en un drama de lucha y contraste. Lo decimos por– que esta doctrina de la verdad metafísica fue olvidada o, al menos, relegada a segundo plano, suplantada por otras concepciones muy vulnerables de índole física. Esta física, de rechazo, contribuyó a desacreditar aquella me– tafísica. Por ha llegado el momento de aprender la enseñanza de la historia, tanto en sus logros como en sus fracasos. El fracaso de una gran parte de la física aristotélica no debe perjudicar en manera alguna a la gran concepción de la verdad metafísica. Hoy, por olvido de esta gran concepción, la meta– física o es despectivamente desestimada por el neo-positivismo, o se disuelve en mera historicidad en la línea de Dilthey o se hunde en el nadismo de la metafísica de la finitud heideggeriana o del absurdo sartriano. Pero ello proclamamos, como conclusión de este estudio, una vuelta a Santo Tomás. Pero antes de comentar esta vuelta resumamos la visión que tiene el Aquinate acerca de la verdad metafísica con este texto: « Res natu– rales sunt mediae ínter scientiam Dei et scientiam nostram. Nos enim scien– tiam accipimus a rebus naturalibus, quarum Deus per suam scientiam causa est; unde, sicut scibilia naturalia sunt priora, quam scientia nostra, et men– sura eius; ita scientia Dei est prior quam res naturales, et mensura ipsarum; sicut aliqua domus est media inter scientiam artificis, qui eam fecit, et scien– tiam illius, qui eius cognitionem ex ipsa jam facta capit » 49 • La palabra mediación, tan perturbadora desde la filosofía de Hegel, nos sirve aquí para aclarar el misterio profundo de nuestro conocimiento a la luz de la verdad metafísica. Median las cosas entre la ciencia de Dios y la nuestra. Y median porque la ciencia de Dios las causa, mientras que nuestra ciencia es causada por la verdad de las mismas cosas. Las cosas encierran la verdad metafísica que Dios ha depositado en ellas, al encarnar sus ideas. 48 WoLFGANG STROBL, filósofo alemán domiciliado en España, ha hecho este tema objeto de sus reflexiones filosóficas. Estas palabras con las que concluye su Introducción a la filosofía de las Ciencias, Madrid, 1963, ponen bien en claro la orientación de esta filosofía que quiere ser una aplicación tomista de la verdad metafísica a la interpretación última del saber científico: « En resumen, podemos decir que una reflexión filosófica sobre las ciencias modernas hace posible una demostración o, por los menos, un escla– recimiento de la relación fundamental que la filosofía perenne solía llamar « la verdad de la realidad », la « veritas rerum ». 149 Summa Tbeologica, I, 14, 8 ad 3. 606

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