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MICHELE FEDERICO SCIACCA Y ESPAÑA 413 la tradición, la cultura, el alma española. Esta compenetración del filósofo italiano con el alma española, la quisiéramos ahora percibir a través de sus impresiones de andar y ver ,por España, de las citas que hace de sus pensadores y poetas y, finalmente, de la pregunta que se formuló a sí mismo sobre lo que pudiéramos llamar el problema de Europa. Impresiones de "andar ¡¡ ver" por Espa1it1 Imposible descartar, a lo largo de un viaje, el sentido de fugacidad inserto en las humildes y hasta en las grandes cosas con que nos topamos. Lo humilde por serlo. Y lo grande porque advertimos cómo poco a poco se achica y aminora con el tiempo y la distancia. Y sin embargo, tenemos que confesar, al leer las impresiones de M. F. Sciacca en su "andar y ver" por España, que nos parece asistir a una pugna continua con este destino trágico de las cosas de nuestro entorno. Sciacca se empeña en ver las cosas de España como Spinoza quería que se viera todo: sub specie aeternitatis. "In viaggio, da Salamanca ad Avila, in una notte di marzo, piu volte in sosta per 'ascoltare' il silenzio". La noche de Castilla, osca y dura como la noche mística de San Juan de la Cruz, o serena y sosegada, "templo de claridad y de hermosura", como la cantó fray Luis de León, es siempre para Sciacca la noche misteriosa en la que el silencio de las cosas de aquí abajo se transforma en altas voces misteriosas que hablan a la conciencia de las verdades de aJlá arriba. El mejor comentario a este silencio castellano son las palabras incisivas del mismo Sciacca: "Non solo si pensa, si riflette, si medita, si contempla in silenzio, ma anche si ascolta il sHenzio, in silen– zio" 5 • Para su gran filosofía del silencio Sciacca no ha hallado mejor imagen sensible que el silencio de las noches de Castilla, percibido en su viaje nocturno de Salamanca a Avila. Ya de día, en otro "andar y ver"., pasa por Madrigal de las Altas Torres. Aquí nació un día la gran reina Isabel, forjadora de la mejor historia de España. Sciacca lo recuerda. Pero, inmerso en el horizonte sin límite de la meseta castellana, siente aún con más hondura que Castilla es una epopeya telúrica en la que siempre duermen esperanzas, custodiadas con certezas en vigilia 6 • En Avila Sciacca vuelve de nuevo a experimentar la nostalgia de la noche. "An– diamo a vedere Avila di notte, sotto la luna, sotto la neve", Y de noche Sciacca per– cibe que en Avila arde la eternidad y se quema el tiempo. Arde el corazón de sus santos y se quema la barredura de entre manos. Arde el silencio y se queman las palabras" 7, Mucho se ha escrito del evocador misticismo de esta ciudad. ¿Hay algo que supere a estas fórmulas inspiradas del filósofo italiano? De Avila se traslada Sciacca en su andar y ver a El Escorial. De nuevo el silencio es el gran tema de su meditación. "¿Por qué, se pregunta el filósofo, por qué este silencio de los -patios escurialenses es más profundo? ¿Qué clase de magia lo hunde dentro de sí mismo? Silencio sonoro, hilo de agua silenciosa. Mi lenguaje, sigue co– mentando el pensador, era en aquel momento feliz. Un lenguaje irremediablemente " Com~ sí vince a Waterloo (Milano 19f,3) 89. 6 Cos, mi parla-no... 44. Co;ne si vince,,. 147.
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