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424 E. RIVERA DE VENTOSA la praxis con la que quiere trasformar el mundo. Pero no por el camino de la idola– tría de lo útil, sino por la ,humilde entrega de sí mismo, por el esfuerzo pronto a ayudar a los demás. Sciacca ve a Don Quijote "svestito di tutto come un San Fran– cesco", para realizar el inaudito pragmatismo de triunfar por la fuerza desnuda del ejercicio del bien. Es este pragmatismo quijotesco --y aquí nos revela una vez más Sciacca su pecu– liar filosofía de la cultura- el pragmatismo latino, cristiano y occidental, de la Europa del pasado; el opuesto al creciente pragmatismo del negocio y del éxito del mundo de hoy. Pragmatismo al revés, dice Sciacca, pues afirma que una verdad es tanto más verdadera cuanto es materialmente más inútil. Pragmatismo humanista, antitético del pragmatismo "cosista" de nuestra civilización tecnificada y de niveles de consumo. Don Quijote es para Sciacca el gran caballero latino que hace el bien siempre que se tiene algo que repartir. Es el símbolo del espíritu europeo y cristiano, del espíritu de aquel tiempo en el -que el amor a la belleza, al bien y a la verdad era la única manera auténtica de amar a Dios 37 • Otro personaje tipo creado por el genio español es el de Segismundo. Calderón en La vida es sueño lo plasm6 para siempre. Sciacca ha bajado en espíritu a la cárcel de Segismundo y ha visto en él un cautivo más de los que percibió Platón entre sombras -en su famosa caverna. Pero este cautivo, a quien su padre tiene encadenado en aquel lugar de sombras, percibe a través de la belleza femenina que se acerca a él la Belleza inmortal y eterna, la gran realidad tr&scendente. Desde esta intuición de la Belleza eterna por Segismundo interpreta Sciacca el gran drama calderoniano. No le parece suficiente acudir al pragmatismo moral de hacer el bien para comprender la repentina conversi6n de Segismundo al final del acto segundo: "Es verdad, pues reprimamos esta fiera condición ...". Menéndez Pelayo ve en esta conversión un trán– sito brusco y dramáticamente poco preparado. Sdacca acepta este juicio, desfavorable a Calder6n, sólo en el caso en que se juzgue a Segismundo movido exclusivamente por el aconsejable y práctico hacer el bien. Pero se debe advertir que a Segismundo le guía una luz que arde en su corazón. Esta luz ilumina la conciencia de Segismundo y entreabre su mente al Absoluto. Sciacca, pensador de tradici6n platónico-agustiniana, más agustiniana que platónica, creyó hallar en su filosofía una posible clave para enriquecer las graves enseñanzas que todos han leído en el gran drama de Calderón, La t,ida es sueño 38 • Los místicos españoles no han sido objeto de un especial estudio por parte de Sciacca. Pero están siempre presentes a su espíritu. Tal vez, sin embargo, se haya dejado llevar en demasía de una cierta i·nterpretación convencional y aceptada que hace de ellos, ante todo, hombres rígidos, de espaldas a las alegrías de aquí abajo para hallarse mejor preparados para lanzarse al Infinito 3!!, Azorin, el gran escritor hispano que no pecaba de devoto, advierte que "el místico --un fray Luis de Granada, una Teresa de Jes,ús-- sonríe bondadosamente; es afable; comprende las flaquezas humanas y no pide imposibles al hombre" 40 • Muy posible– mente esta faceta de nuestro misticismo no se halla lo suficientemente presente al 37 ll cavaliere vivo... 221-27. 38 Verita e sogno (1950). Inte,·pretazione de "La vida es sueño" di Calderón de la Barca. Publicado en Clavileño, n. 2 (1950) y en Humanitas, n. 5 (Brescia 1951). Forma el cap. I de la segunda parte de Il Chisciottismo... 201-19. 3ll Come si vince.. . 180. 40 Azorín, De Granada a Castelar, Colección Austral (Madrid 1958) 142.

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