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420 E. RIVERA DE VENTOSA También percibió Sciacca en este primer acercamiento a M. de Unamuno que el anhelo de inmortalidad es uno de los resortes que mueve la mente de éste. Frente a la ciencia que le dice no, Unamuno se rebela. Y pide un si. Sciacca opina que este si, Unamuno lo expresa, después de ineficaces tentativas para resolver el problema, en los místicos versos que dirigió a Jesús en El Cristo de Velázquez: Sin Ti, Jesús, nacemos solamente para morir, contigo nos morimos para nacer y así nos engendraste 29 • En el segundo estudio dedicado a M. de Unamuno Sciacca es ya una conquista del quijotismo unamuniano. Además; se le siente feliz por haberse dejado conquistar. Por supuesto; nunca por el antiintelectualismo de D. Miguel, pero sí por su entu– siasmo hacia lo eterno. Desde su íntima actitud Sciacca define a Unamuno en esta expresión: Peregrirw del ideal ultraterreno, romero de la inmortalidad 30 Esta peregrinación y romería, camino de lo trascendente, Sciacca la ve exaltada hasta una sublime locura en la visión unamuniana de Don Quijote. De él hizo Una– muno un símbolo en· sentido estricto. Tanto más real cuanto más ideal. Es decir; vistió de carne un espíritu con repulsa de todo abstraccionismo. Por ello, Don Quijote no es para Unamuno un héroe más de la leyenda caballeresca. Es el héroe. El único y eterno. El de hoy y el de siempre. Es el héroe tipo. Junto a él camina Sancho. Este ha sido a veces vilmente calumniado por su vulgar prosaísmo materialista. Sciacca ve en él, siguiendo a Unamuno, al coro innumerable que constituye la humanidad. Instintivo, modesto, carnal y humilde. Pero con un don del que han carecido bachiUeres, curas, barberos, canónigos y duques: el don de la fe, la capacidad inigualable de que, creyendo loco a su amo, le siga constante como fiel escudero. Por eso, por su fe en Don Quijote que le redime de la falsa fe en la razón y en el sentido común, puede Sciacca enunciar este juicio valorativo: "Sancio resta il simbolo dell'umanita redenta dalla pazzia della fede, convertita al chisciottis– mo" 81• Tan redimido fue Sancho Panza que en el último momento, cuando Don Qui– jote retorna a ser el convecino, Alonso Quijano, ya Sancho ha ascendido a caballero del espíritu y permanece en la fe que le había encendido su señor. En la historia de las creaciones humanas ambos, Don Quijote y Sancho, caminarán juntos como dechado de ,perenne inquietud, de esa inquietud de la que Sciacca dice con Unamuno: "Las inquietudes del ángel son mil veces más dulces que las calmas de la bestia" 32 • Sciacca estudia a M. de Unamuno casi exclusivamente desde sus dos obras funda– mentales: Vida de Don Quijote y Sancho y Del sentimiento trágico de la vida. De la primera ha tomado el comentario precedente que hemos intentado sintetizar. En la segunda Sciacca anota que el tema central es la lucha interna entre la razón y la fe, entre la lógica y la cardíaca, según la terminología unamuniana. Conciencia agónica llama Sciacca, con muchos otros, a la de Unamuno. Y es tal porque en su último entresijo se libra una batalla sin posible desenlace. En ella nunca hay vencedor. Es que Unamuno piensa que la incertidumbre es la definitiva situación 29 Filosofia oggi, I, 82. 10 ll Chisciottismo.. . 88. 31 Jl Chisciottismo... 81. 11 ll Chisciottismo... 82.

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