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456 JULIO MICéJ los otros Ministros e intelectuales laicos tuvieran que dejar en 1223 de rezar el oficio para comenzar con los «padrenuestros». 174 La frase tan lapidaria con que se ordena el cumplimiento del oficio divino no puede ser obra más que de un experto canonista curial, pues la referencia a rezarlo «según la ordenación de la santa Iglesia romana» indica una vincula– ción con el rito litúrgico de la capilla papal. 175 El motivo por el que se adoptó no es tanto la fidelidad de Francisco a la Iglesia de Roma 176 cuanto la incomodi– dad que suponía para los hermanos el tener que adaptarse a las distintas liturgias según los diferentes lugares en que se encontraban. Para acabar con este inconveniente y disponer de un oficio uniforme para todos los hermanos se adoptó el de la corte papal, exceptuado el salterio; pues los frecuentes desplazamientos de la curia pontificia obligaban a reducir el oficio y, en consecuencia, la forma y magnitud de los libros. Por eso resultaban más idóneos para la Fraternidad franciscana, itinerante por naturaleza. La excepción del salterio se debe a la enorme difusión que tenía el llamado salterio «galicano». La costumbre medieval de aprender a leer con el salterio, hacía que se lo supieran de memoria; por eso era más inteligible que el «romano», restringido casi exclusivamente a la capilla papal. El difícil giro ex qua habere poterint breviaria ha motivado diversas formas de lectura, 177 aunque creo que se debe mantener el sentido causal: «por este motivo, podrán tener breviarios». 178 174 El ejemplo del novicio que pide un salterio a Francisco y le es denegado (LP 103) no prueba suficientemente la voluntad del santo en que solamente los clérigos pudieran tener libros para rezar, puesto que se da la circunstancia de que este novicio «no sabía leer bien». Cf. O. SG!MUCKI, «La oración litúrgica», 491. 17 " En la Edad Media no existía una unidad litúrgica para toda la Iglesia. En la misma Basílica Lateranense coexistían tres liturgias diferentes: la ordinaria de los canónigos, la especial para las celebraciones pontificias y la particular de la capilla de San Lo~enzo «in Palatio», donde el Papa celebraba con sus capellanes la misa diaria y el oficio. Este había sido adoptado entre los años 1213-1216 y se intentaba extender a toda la Iglesia de occidente como «Ordo Romanae Ecclesiae Curiae». Cf. O. ScHMUCKI, «La oración litúrgica», 491 s. 176 Sobre los posibles motivos de esta medida cf. Werbuch zur Regel, 159. El P. Esser dice que «no puede menos de reconocerse en ello un rasgo más de la tendencia a vincularse al vértice central en la Iglesia; tendencia que por otra parte caracterizó a la Orden desde sus comienzos», La Orden franciscana, 176. 177 De los tres.sentidos que suelen darle, el P. Iriarte apunta el sentido temporal; «no bien puedan tener breviarios». La razón que da es que «al adoptar para la Orden el rito y el Breviarium de la curia romana había que esperar a que los hermanos se proveyeran de los códices necesarios», Escritos de san Francisco y santa Clara de Asfo, Valencia 1981. En San Francisco de Asís. Escritos, se traduce también «desde que puedan

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