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LA VIDA DEL EVANGELIO 41 para que se las buscaran y completaran. Por otra parte, el que no redac– tara personalmente todo el aparato de citas de sus Escritos no quiere decir que las desconociera. La Regla no bulada, por poner un ej,emplo, después de ser «adornada» por Cesáreo, la debió Jeer y ,revisar varias veces, por lo que su familiaridad con los textos bíbiicos debió ser grande, hasta el punto de hacerlos suyos. Teniendo -esto en cuenta, vemos que los libros más utilizados ,del Anti– guo Testamento son: el Génesis, Tobías, los Sa1mos, Isaías y Daniel. Del Nuevo Testamento: rlos Evangelios ,de Mateo, Lucas y Juan, y •en ,menor medida el de Marcos; las Cartas de Pablo, sobre todo Romanos, Corintios y Tesalonicenses; también las de Santiago, Pedro y Juan, y, por último, e1 Apocalipsis. Para exp1icar la preferencia de unos textos sobre otros sos– peoho que habría que conocer cuáles eran los libros más utilizados en la liturgia del tiempo, sobre todo en el círculo donde se movía Francisco. 4. ¿CÓMO VIVIÓ FRANCISCO EL EVANGELIO? Francisco era un hombre práctico. Si había optado por el Evangelio no era sólo para conocerlo intelectualmente, sino sobre todo para practi– carlo. Pero a la hora de saber qué tipo de evangelismo fure el vivido por Franoisco, habrá también que preguntarse desde dónde lo vivió o desde qué imagen lo actuó. Los Sinópticos traen unos «logia» o dichos de Jesús que, vividos y transmitidos por el llamado Movimi1ento de Jesús, proponen un tipo de seguimiento ,desarraigado y radical. Estos tex;tos rndicales, que fomnan ;el eje del Evangelio, permiten al que ha optado por Jesús la posibilidad de volver a sus propias raíces personal,es y, desde ahí, reconstruir todo su proyecto humano según el programa ofrecido por Jesús. Todos estos «dichos» radicales que apa,recen en los Sinópticos, excepto la frase sobre los eunucos (Mt 19, 12) y la otra sobr:e el ·escá:ndalo (Me 9, 43-48), aparecen también en los Esc1:itos de Francisco, prfa1dpalmente en sus dos R,eglas. Esto nos aclara la influencia que pudiera tener Francisco sobre sus colaboradores a la hora de buscar y aplicar Jas citas evangé– licas a sus Escritos, aunque él no fuera el ejecutor material. Los textos radicales aparecen casi todos en la Regla no bu.lada. Así, pues, se insiste en el esfuerzo por entrar por la puerta estrecha (1 R 11, 13), ,dejando en segundo lugar al ,pad1°e, a la madre e incluso a sí mismo (1 R 1, 4); en negarse y tomar la propia cruz para seguir a Jesús (1 R 1, 3), ,perdiendo la propia vida para encontrarla (1 R 16, 11), pues de nada sirve ganar el mundo si uno pierde la propia vida (1 R 7, 1). Por tanto,

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