BCCCAP00000000000000000001526

FRANCISCO, TÉStlGO ÍlE DIOS 187 La contemplación de Cristo dentro de la comunidad trinitaria le per– mite a Francisco atribuir a las tres Personas las maravillas de la Sal– vación; de ahí que se lo imagine como autor de la Creación, de la Reden– ción -a través de su nacimiento, muerte y resurrección- y de la Salvación escatológica. Es decir, que a Cristo le convienen los atributos de Creador (Adm 5, 2s), Redentor y Salvador (1 R 16, 7). Por eso puede decirnos lo que es y significa Dios trinidad para el hombre, Misterio que anuncia Francisco como fundamento esencial de la fe. El papel de Cristo en la Creación es el de Mediador (1 R 23, l. 3), a través del cual el Padre actúa. Mediación que no es sólo instrumental sino también ejemplar, sobre todo en relación al hombre (Adm 5, 1), y que lo convierte en el Primogénito de la creación (OfP 15, 4). Por ser Creador es también recreador o Redentor de nuestra condi– ción humana. Salvador glorioso que libera de forma definitiva al hombre introduciéndolo en el ámbito de Dios (1 R 16, 7). Como Palabra del Padre (2CtaF 3), se comunica, hecho Hombre, a los hombres para anunciarles su voluntad de salvación (2CtaF 4), aunque para ello tenga que pasar por la noche de la cruz (2CtaF lls). Pero Dios es el Padre fiel que no ·abandona, sino que levanta a su Hijo de la muerte para sentarlo a su derecha, desde donde juzgará la historia cuando llegue a su término (OfP 9, 1-3). Frente a un mundo satánico, caracterizado por la ceguera y la men– tira, Cristo es para Francisco la Luz (2CtaF 66), la Verdad (Adm 1, 1), la Sabiduría (2CtaF 67), el único Maestro (1 R 23, 33-35). Por l!l se nos revela la vel'dadera ciencia de Dios, que es capaz de discernir lo conve– niente para nuestra salvación; ciencia que se concreta y adquiere en la recepción de la Eucaristía y en una conducta coherente con la fe (2CtaF 63-68). El redescubrimiento de la sabiduría divina le llevó a buscarla de una forma obsesiva, manteniéndose más bi·en indiferente ante la sabi– duría humana (Adm 7). Por cuanto Cristo es el Señor que tanto ha hecho por nosotros y n~s espera como Juez que tiene que juzgar la historia, la actitud de Fran– cisco es la ,de adorarle con temor y reverenda. Jesucristo es Señor por– que es Hijo del Altísimo, y como l!l merece la alabanza y la bendición p.:>r los siglos (CtaO 3s). b) Cristo el Siervo Si Francisco contemplaba con verdadero estupor la divinidad de Cristo, mucho mayor era su asombro ·al comprobar que este Verbo del Padre tan digno, tan santo y tan glorioso, tomara la verdadera carne de nuestra humanidad y fragilidad en el seno de la Virgen María (2CtaF

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz