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58 .T. MICÓ el modelo de la Iglesia primitiva no significaba solamente vivir en comu– nidad, sino también abrirse a los demás. Esta apertura al mundo tomó distintas formas, desde la hospitalidad y la asistencia benéfica hasta la predicación. La profundización en el ideal religioso desembocó en un nuevo tipo de espiritualidad que se podría concretar en la «forma sancti Evangelii,;, un nuevo modo de entender y vivir Jo espiritual, en contraposición a la «forma primitivae Ecclesiae». Las causas de esta nueva espiritualidad son varias, pero no cabe duda de que el movimiento de las peregrinaciones y de las cruzadas, con un acercamiento real a la Palestina de Jesús, un mayor acceso a los Evangelios y el impacto de la teología monástica, sobre todo de S. Anselmo y S. Bernardo, contribuyeron a hacer de la figura de Jesús, especialmente del Jesús pobre, el ideal de la vida cris– tiana. II. LA ESPIRITUALIDAD TEúRICA 1. SITUACIÓN GENERAL La espiritualidad cristiana siempre ha estado alimentada a nivel teó– rico por ese grupo de pensadores que, de un modo genérico, podemos llamar teólogos. La espiritualidad del siglo XII también tuvo sus teólogos, en su mayoría monjes, que acompañaron a los creyentes en su caminar por la fe, iluminándoles el camino y trazando nuevas sendas por donde ir al encuentro de Dios. La teología espiritual de este siglo es, sobre todo, monástica, puesto que tanto los escritores como los grupos a los que se dirige su obra son monjes. Si ·excepcionalmente va dedicada a los laicos, es para animar a círculos muy reducidos que viven su fe con una mayor exigencia o, también, a la nobleza que, además de poder adquirir los libros, tenía mayores posibilidades de poder leerlos. Por tanto, no tenemos que hacer– nos una idea falsa creyendo que estas doctrinas espirituales tuvieran una amplia difusión; más bien se daba lo contrario, ya que el acceso a las escuelas de espiritualidad, monásticas o urbanas, era privilegio de unos cuantos monjes o clérigos, mientras que el resto del pueblo fiel, por carecer de medios y de cultura, sólo tenía acceso a estos saberes de una forma lenta y rudimentaria. Esto no es extraño. Si la difusión de la teología espiritual cuenta aún con dificultades a la hora de llegar a los creyentes llanos, mucho más entonces que carecía, casi por completo, de medios humanos y técnicos de divulgación. Esto no quita que las ideas espirituales de los teólogos,

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