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EL MARCO ESPIRITUAL DE FRANCISCO DE ASÍS 57 sitaban ciertas precondiciones que lo hicieran factible, como era el cla– rificar la insatisfacción y la posibilidad de un nuevo gobierno, la coope– ración interna entre caballeros y mercaderes, el tener una base económica lo suficientemente fuerte para defender el Común, el disponer de un ejér– cito para la autodefensa y la conquista de nuevas tierras, el reconoci– miento diplomático por parte de alguna autoridad externa y, por último, la capacidad de pactar entre las diversas clases sociales del Común y con los otros Comunes. 3. REPERCUSIONES ESPIRITUALES La mejora de la sociedad en el campo sociopolítico tuvo sus conse– cuencias en el espiritual. A esta nueva forma de vivir rodeada de mayor libertad y confort, se corresponde la necesidad de buscar otro modo de vida que responda mejor a las exigencias de la propia fe. Desde la mitad del siglo XI se abre por todo Occidente una necesidad de profundizar en lo religioso que, proveniente de Bizancio, sube por toda Italia. Este deseo de vivir la fe con un mayor radicalismo se concreta en la vuelta a las fuentes, búsqueda que será también una de las tendencias más significa– tivas de la vida cultural de la época al remitirse a los clásicos. La mayor parte de la Iglesia también buscó en los orígenes su modelo de vida y acción. Los Apóstoles y la Comunidad primitiva serán el proto– tipo del nuevo modo de ser cristiano. Para los reformadores de esta época el pasado se convierte en un mito que es necesario recuperar si se quiere ser fiel al presente. Un elevado número de monjes abandonan el monas– terio para, en calidad de ermitaños, seguir la vida de los antiguos Padres del desierto, mientras que los Cistercienses se separan de Cluny para seguir mejor la Regla de S. Benito. Se podría decir que todas las expe– riencias religiosas de este tiempo se caracterizan por el deseo de volver a los orígenes del cristianismo. La idea de la «Ecclesiae primitivae forma» se convertirá en el punto de referencia de todo intento serio de vivir la fe en profundidad. Concretando un poco más se podría decir que el deseo de volver a la perfección de la Iglesia primitiva se expresa en el ideal de la «vita apostolica». · Aunque esta idea no era nueva en la historia de la espiritualidad, ya que el monacato la había venido utilizando desde antiguo, sin embargo sí lo fue el que se extendiera a otros grupos que reivindicaban el derecho a utilizar también el prototipo de la Comunidad primitiva de Jerusalén para vivir su fe de acuerdo con sus aspiraciones. De ser una vivencia estática, como correspondía a la vida monástica, pasó a ser considerada como una expresión que contenía, sobre todo, la «cura animarum». Seguir

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